Asunto Pegasus: cuando el Gobierno de Togo espía a la Iglesia católica

El asunto Pegasus sigue dando que hablar en Togo y siguen alzándose voces para denunciar el espionaje sufrido por varias personalidades, entre ellas clérigos católicos.

Tras la revelación realizada el 4 de agosto de 2020 por el Diario francés «Le Monde», en su publicación N ° 23507, la indignación y el escándalo se ha extendido por el país. En una declaración conjunta, fechada el 20 de agosto de 2020, cuatro asociaciones de fieles católicos laicos de Togo critican el espionaje de opositores, religiosos y activistas sociales que utilizan el software Pegasus. De hecho, con una sola voz, el Movimiento de Ejecutivos Católicos de Togo (Mccatho), la Renovación Carismática Católica de Togo (Rcc), la Federación de Organizaciones de Mujeres Católicas de Togo (Fofcatho) y la Federación de Asociaciones y Movimientos Católicos de Togo ha condenado este acto que, según ellos, viola, de manera flagrante, muchas disposiciones legales vigentes en el país. Estas incluyen, entre otras cosas, las disposiciones de la Constitución de la República Togolesa, la Ley 2012-018 de 17 de diciembre de 2017 relativa a las comunicaciones electrónicas, la Ley 2019-014 de 29 de octubre de 2019 relativa a protección de los datos personales y también del secreto de la dirección espiritual practicada por la Iglesia Católica.

Violación del secreto de confesión

Esta denuncia de los movimientos y asociaciones católicas de Togo no es trivial, en el sentido de que el obispo Benoît Messan Alowonou y Pierre Chanel Affognon, cuyos teléfonos han sido pirateados por el software israelí, son religiosos cuya misión es liderar y apoyar espiritualmente a los fieles y confesarles, un acto que dada la evolución del mundo y de la tecnología puede realizarse hoy por los medios de la comunicación. De ahí la gravedad de tal acto, que conlleva el posible riesgo de que los secretos de la confesión se vuelvan de dominio público de un día para otro y que estos piratas corruptos, que se han permitido violar la confidencialidad espiritual en nombre de su paranoia, puedan causar un grave perjuicio tanto a los fieles, como a los familiares y confesores.

Por tanto, ante tal eventualidad rayana en la decadencia moral, en nombre de la política dogmática y la preservación del poder, este acto debe ser denunciado con vehemencia. Y los fieles laicos católicos de Togo no tienen la intención de quedarse parados y con razón, en tono impulsivo, piden a las autoridades gubernamentales que comuniquen urgentemente esta situación para informar a la opinión nacional e internacional sobre lo que aparece, a sus ojos, como un «grave atentado a la convivencia».

Un análisis objetivo de la situación lleva a la conclusión de que el puente de confianza entre el Gobierno de Togo y la Iglesia católica del país sufre un terrible quebranto dolor. Lo que, desde cualquier punto de vista, explica tan implacable poder en Lomé contra la Iglesia y sus pastores. Y también revela, al mismo tiempo, el carácter embarazoso e incluso engorroso de su compromiso de decir la verdad públicamente y promover la justicia social en fidelidad al Evangelio y a la doctrina social de la Iglesia. En efecto, lo que se asemeja al desencanto nació de la fuerte implicación de la Iglesia en la vida política del país durante los últimos años marcados por la grave crisis sociopolítica reavivada en agosto de 2017, que dejó muertos, heridos, exiliados, prisioneros y cuantiosos daños materiales.

Siendo la verdad neutral, es por tanto normal que el dogmático poder de Lomé, que lleva cincuenta años gobernando, se sienta particularmente atacado por los mensajes de la Iglesia. Faure Gnassingbé ha cruzado el Rubicón al llegar a registrar las conversaciones de los religiosos, a través del software espía, en su obsesión por confiscar el poder a toda costa. Pero partiendo del firme compromiso de la Iglesia en favor de la Verdad, se trata de una apuesta segura por una telenovela ya tumultuosa con varios episodios que corre el riesgo de serlo aún más, partiendo de este negocio del espionaje al auxilio del software Pegasus. Con todo, el recurso a tal práctica, recomendada en la lucha contra el terrorismo, constituye una deriva adicional que no sólo empuja al poder de Lomé para antagonizar a los fieles laicos católicos, sino que también vuelve a despertar el profundo malestar que aqueja al aparato ejecutivo de Togo, que se ha visto obligado a detenerse desde hace seis meses. Y esto es una vergüenza para Togo, mientras que la democracia gana terreno en muchos países de la subregión.

Fuente: Ici Lomé

[Fundación Sur]

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