Durante la tarde del sábado, uno de los días de tregua entre los manifestantes de Burundi y las autoridades defensoras del presidente Pierre Nkurunziza, el líder de un pequeño partido de la oposición fue asesinado en Bujumbura.
Zedi Feruzi, presidente del partido de la Unión por la Paz y la Democracia (UPD) fue asesinado junto a su guardaespaldas cuando regresaba a su casa a pie en el distrito de Ngagara. Los agresores, que viajaban en coche, pudieron huir.
Según un periodista que hablaba con la víctima en el momento del ataque y que resultó herido, los asesinos “eran policías de la guardia presidencial”. Pero la Presidencia ha negado los cargos, mostrándose “sorprendida” y “pidió que se arrojara luz con urgencia para que los responsables sean llevados ante la justicia”.
El viernes por la noche resultó ser un periodo de violencia y represión por parte de la policía, concluyendo con la muerte de tres personas y con decenas de heridos en ataques perpetrados con granadas en el centro de la capital. Según la policía, los agresores estarían vinculados a los manifestantes.
Uno de los líderes del movimiento de la manifestación respondió: “No tenemos obviamente nada que ver con esos ataques con granadas”, “la policía trata de demonizarnos para justificar el uso excesivo de la fuerza”.
Estos dos incidentes, sucedidos en menos de 24 horas, contribuyen al clima de de inestabilidad y ansiedad que se vive en la capital de Burundi. Se estima que ya son 25 los fallecidos a raíz de los enfrentamientos con la policía que duran ya cuatro semanas. Y los temores aumentan, con el uso que la policía hace de armas de fuego para dispersar a la oposición.
Durante el sábado, sin embargo, Bujumbura permaneció tranquila a raíz de una tregua declarada por los líderes de las protestas, que comenzaron un “diálogo” con el gobierno. Las negociaciones, aunque discretas, se encuentran bajo auspicios del enviado especial de la ONU, de representantes de la Unión Africana y de otros países de la región.
El asunto del tercer mandato del presidente sigue siendo un tema espinoso que no se ha aclarado. Hasta la fecha, cerca de 110.000 burundeses han huido del país hacia los países vecinos, y se teme que la escalada de violencia no termine pronto.
Arib – Fundación Sur
