Mauritania y Argelia han llamado al diálogo, en un intento de alcanzar una solución política a la crisis en el vecino Mali, que dura ya seis meses, después de descartar el envío de tropas al país, para combatir a las milicias islamistas.
“Los dos países están de acuerdo en la importancia del diálogo para la emergencia de soluciones políticas a la crisis de Mali”, declaró Abdelkader Messahel, ministro de Asuntos Africanos y del Magreb de Argelia, en Nuakchot, el día 7 de octubre.
Después de una reunión con el presidente de Mauritania, Mohamed Uld Abdel Aziz, Messahel también dijo que sin embargo, los dos países están comprometidos a expulsar a los extremistas de la región.
“Estamos a favor de la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado por todos los medios y, al mismo tiempo, apoyamos el diálogo para encontrar soluciones políticas”, explicó.
Mali está dividido en dos efectivamente, desde el pasado mes de marzo, cuando los grupos islamistas, relacionados con Al Qaeda, conquistaron el norte, aprovechando una rebelión lanzada por los seculares rebeldes tuareg, a los que superaron en poder sin problemas.
Los islamistas, desde entonces han implantado una sharía extremista y han alimentado los temores en la región y más allá, sobre que el norte de Mali pueda convertirse en el nuevo santuario global de los combatientes jihadistas.
La influencia común entre los grupos fundamentalistas armados que controlan el norte de Mali es Al Qaeda del Magreb Islámico, que se originó en Argelia, y está activo en varios países de la región, incluida Mauritania.
Varios de esos grupos también han estado implicados en el negocio del lucrativo tráfico de drogas dirigido al mercado europeo, así como el contrabando y los secuestros para pedir recates.
La Comunidad Económica de los Estados del África Occidental, ECOWAS, tiene una fuerza de más de 3.000 soldados preparada para ayudar al debilitado gobierno de Mali, en Bamako, a comenzar su reconquista del norte.
El despliegue de las tropas todavía necesita ser aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU, y podrían pasar meses antes de que comiencen las operaciones militares.
Argelia, que es el poder militar de la región con mucha diferencia, se ha negado a contribuir con tropas a esta fuerza de intervención militar, al igual que ha hecho Mauritania.
El presidente de Burkina Faso, Blaise Compaore, el mediador de esta crisis, prometió el día 7 de octubre que establecería un “marco de diálogo” para celebrar negociaciones con los rebeldes de Mali.
(IOL, 08-10-12)