AÑO NUEVO, CON ECONOMÍA Y POLÍTICA VIEJAS.

11/01/2016 | Editorial

Mirando al mapa económico-político en África, en Europa y los otros Continentes, constatamos algunos cambios que mejoran la calidad de vida de las personas: mayor participación ciudadana especialmente de las mujeres y los jóvenes, tecnología, educación, sanidad, iniciativas para el bien común, comercio justo, etc.

Sorprende sin embargo la crisis económica que se agrava y que empobrece cada día más a la humanidad, la violencia armada por el control de los recursos que genera millones de migrantes, la confusión del mundo político actual porque faltan lideres íntegros y valores humanos de referencia.

La esperanza radica en el aumento del número de personas y agentes sociales, que ven la necesidad y se comprometen para promover una nueva economía-política del Bien Común, antes que apoyar a los partidos o coaliciones que siguen la vieja economía capitalista, que es injusta en su raíz y es siempre inhumana, como afirma el Papa Francisco. (EG. Nos.59-60).

Casi todos los políticos actuales siguen el mismo sistema capitalista, con frecuencia están contaminados por la corrupción y buscan ante todo el poder y vivir del presupuesto.

Una nueva economía y política del Bien Común es posible, como aclara el Papa Francisco en sus documentos: “La alegría del Evangelio”. (nos. 186-192), y sobre “El cuidado de la Casa común”. (nos.101-136).

Lo inmensa mayoría de los actuales líderes políticos, sean del partido o país que sean, siguen atrapados en el mismo sistema económico injusto, carecen de los valores y referencias validas pues dependen de opiniones populares, y no son lo suficientemente íntegros para luchar por el bien común, sino que buscan más bien el poder personal o partidista, a toda costa.

La presente situación político-económica de tantos países por el mundo, incluido España, manifiesta una pobre calidad en nuestro sistema educativo, en el que se sacrifican varias dimensiones fundamentales del ser humano, como: la inteligencia emocional o las dimensiones social y espiritual del ser humano, así como los valores más universales: respeto a la dignidad humana, bien común, responsabilidad social, cuidado del planeta, etc.

El riesgo de actitudes fundamentalistas existe no solamente en el ámbito religioso, sino también en los ámbitos culturales, étnicos, agnósticos, políticos, económicos, tecnológicos y sociales. El paradigma tecnológico contiene con frecuencia convicciones fundamentalistas.

Un ejemplo concreto de fundamentalismo cultural que venimos observando con relativa frecuencia, lo encontramos en los abusos de la libertad de expresión hasta el punto de abusar, insultar y pisotear la dignidad humana y los derechos de otras personas.

Una educación más holística e integral nos haría conscientes de que mi libertad personal no es absoluta para hacer lo que yo quiera en cada momento, como conducir en la dirección prohibida, o insultar a otras personas, o robarles sus bienes personales.

Sin respeto mutuo, como mínimo, no llegaremos a una convivencia social pacífica.
Si deseamos unas relaciones sociales más humanas y solidarias, entonces debemos comportarnos, personal y socialmente, de forma justa y solidaria.

Con las elecciones, según la vieja economía y política, no solucionaremos nada en absoluto y causaremos nuevas crisis humanas y sociales.

Es hora de tomar en serio los principios y valores humanos universales, asi como los del Evangelio y los de la enseñanza social que del Evangelio se desprende, si queremos promover una nueva economía y política para construir un mundo más humano, más junto y más solidario.

Los ciudadanos debemos reclamar el poder que pertenece al pueblo y pedir cuentas a los políticos elegidos.

Solamente como consumidores, gozamos de un poder inmenso y debemos exigir un comercio justo a todo nivel, bancos éticos y que los productos sean ecológicos. Podemos hacer que las empresas funcionen según lo exijamos los consumidores.

Esto es válido para África y para todos los Continentes, países y sociedades del mundo.

Todos debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo, como decía Gandhi.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster