Durante décadas, los carteles con la imagen de Castro recordaban a lo largo de las carreteras, en las calles de La Habana y alrededor de los estadios de béisbol, que el líder máximo era la figura que «iluminaba» al pueblo cubano y su Revolución. Pero el ex líder comunista ha querido ser enterrado (casi) como un hombre del pueblo.
El día de su funeral, su hermano, Raúl Castro, declaró en un discurso en la televisión, que de acuerdo con el deseo expresado por Fidel, “incluso en sus últimas horas» no quería que se le dedicara ningún monumento o estatua, que su nombre o su cara se utilizarán para bautizar a instituciones, plazas, parques, avenidas u otros sitios públicos. «El líder de la revolución rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad», añadió.
Una voluntad que no ha cruzado el Océano Atlántico. En Angola, donde el régimen actual se benefició de la ayuda militar de Cuba durante la guerra civil que asoló el país en 1975, Fidel Castro tiene ahora su nombre inscrito en el paisaje. El gobierno anunció que una nueva autopista que acaba de ser inaugurada, en la provincia de Luanda, llevaría el nombre del ex líder cubano, según ha informado la agencia de noticias de Angola.
«No sólo rendimos homenaje a un ex presidente, un amigo del Estado de Angola, sino sobre todo a una figura política cuya visión, pensamiento claro y perseverancia en sus ideas y sus acciones le convirtieron en el líder de la revolución cubana», declaró Manuel Hélder Vieira Dias, Ministro de Estado en la ceremonia de inauguración.
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