El informe que presentamos pretende ser la foto real de África hoy. Un reto complicado. El autor del mismo, el P. Bartolomé Burgos, colaborador asiduo de nuestra revista, lo reconoce. África es un continente inmenso en el que podrían caber 60 Españas. Pero, acepta el reto y recorre, uno por uno, los temas más importantes que configuran la realidad viva del continente: la economía, como elemento central, las modernas Tecnologías de la Información y Comunicación, las infraestructuras, los acuerdos de comercio intercontinental entre los diferentes países africanos y, por último, las energías renovables. El informe formula, así mismo, una valoración de algunos otros problemas: la democracia, las relaciones diplomáticas, la pobreza, el impacto de la demografía, los derechos humanos, la religión y la cultura; temas, todos ellos, de gran complejidad, sobre todo, si el observador no es africano.
El informe nos deja fotos en blanco y negro. Por un lado, se observa que África ha cambiado y crece con perspectivas de bienestar humano, social, tecnológico y cultural. Y, por otro lado, no acaba de asentar su crecimiento sobre bases sólidas, debido, sobre todo, a limitaciones que África arrastra desde las independencias. Ello se hace evidente cuando se analiza, por ejemplo, la economía: Entre las 500 empresas más relevantes de África figuran una veintena de actividades diferentes en las que dominan la minería, la energía, el comercio, las telecomunicaciones, la agroindustria, etc. Pero, la industria africana supone sólo el 1,9 % de la fabricación mundial, y muchas de sus empresas exportan productos básicos sin transformarlos, por lo tanto, sin valor añadido, mientras que importan productos industriales de alto valor adicional. La misma ambivalencia juega cuando se trata del crecimiento demográfico: “África podría constituir una fuerza de desarrollo con una población joven y dinámica, si se la educa y se la cuida, pero, dejada a ella misma, puede ser semillero de rebeldía, violencia y disturbio, que no se limitaría al continente africano”.
En resumen, se trata de un informe contrastado, que no difiere mucho de lo que se podría decir, mutatis mutandis, de cualquier otro continente. El mundo no se divide en buenos y malos. Y con toda seguridad, África sufre más a causa de las injusticias que comete Occidente con ella que viceversa. El mundo no progresa ni se retrasa en solitario. El universo vive en simbiosis. Trabajemos entre todos para desarrollar proyectos más humanos, más justos, más solidarios y más respetuosos de nuestras diferencias. No es algo imposible.
Agustín Arteche Gorostegui