África será en centro de las discusiones mantenidas el día 10 de julio, en la cumbre del G-8, con las naciones ricas dispuestas a asegurar a los más críticos, que cumplirán las promesas de ayuda hechas en el pasado, y aprobarán un nuevo programa de agricultura de 15.000 millones de dólares.
Después de dos días de conversaciones centradas en la crisis económica, el comercio y el calentamiento global, el último día de la cumbre del G-8 se concentrará en los problemas a los que se enfrentan los países más pobres del mundo.
El desarrollo de África se ha convertido en un asunto importante en la agenda del G-8, después de las promesas hechas por los líderes mundiales en Gleneagles, en 2005, para aumentar el nivel de ayuda anual en 50.000 millones, para 2010, la mitad de los cuales irían destinados a los países africanos.
Sin embargo, las organizaciones de ayuda aseguran que algunas capitales se han retractado de sus palabras, especialmente la que alberga la cumbre de este año, Italia, y los jefes de estados africanos, aseguran que transmitirán sus mensajes de preocupación.
“El mensaje fundamental que queremos transmitir es pedir a los líderes del G-8 que cumplan sus promesas”, declaró el primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, antes de volar hacia Italia, para la reunión de medio día.
La cumbre de L’Aquila ha producido resultados accidentados, haciendo sólo progresos limitados en cuanto a las conversaciones sobre el cambio climático, después de la negativa de las mayores naciones en desarrollo, a comprometerse con el objetivo de reducir las emisiones de gas invernadero para 2015.
“Esto es un poco frustrante porque nos gustaría convencer a todo el mundo de todo y obtener todos los resultados directamente, pero las cosas están progresando”, señaló el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Además de Meles, de Etiopía, han acudido a la reunión los líderes de Argelia, Angola, Egipto, Libia, Nigeria, Senegal y Suráfrica, para discutir sobre seguridad alimentaria y agricultura, con los homólogos del G-8, el día 10 de julio, y presentar sus demandas de compensación por los desastres del cambio climático.
Se espera que los países ricos utilicen la reunión para anunciar un gasto de 15.000 millones de dólares, a lo largo de tres años, para impulsar la inversión agrícola en los países más pobres.
No está claro si eso serán nuevos fondos, ni se dieron detalles de las contribuciones individuales de cada país, aunque los Estados Unidos, Japón y la Unión Europea se espera que ofrezcan 3.000 millones de dólares cada uno.
El foco en la inversión agrícola refleja un cambio, liderado por Estados Unidos, que se aleja de la ayuda de emergencia hacia estrategias más a largo plazo, para intentar hacer de las comunidades más autosuficientes.
Pero el fondo de 15.000 millones durante tres años, es desfavorable con respecto a los 13.400 millones que el G-8 asegura que ha distribuido entre enero de 2008 y julio de 2009, para la seguridad alimentaria global.
La organización británica ActionAid, advirtió en un informe publicado la semana pasada, que 1.000 millones de personas pasan hambre en el mundo, afirmando que las decisiones tomadas en la reunión del G-8 podrían “literalmente hacer la diferencia entre la vida y la muerte de millones de personas en el mundo en desarrollo”.
Japón y la Unión Europea también defenderán un código de conducta para promover la inversión responsable internacional, en agricultura, de cara a la creciente adquisición de tierra de cultivo, en las naciones emergentes.
La reunión de G-8 termina a mediodía pero irá seguida de un montón de reuniones bilaterales, que se alargarán durante todo el día.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volverá a Roma para reunirse con el papa Benedicto, y después viajará a Ghana.
(Daily Nation, Kenia, 10-07-09)