El número de refugiados en el mundo se desborda y África no es una excepción a la regla. En 2015, 65,3 millones de desarraigados en el mundo han tenido que dejar sus hogares o sus países a causa de la guerra y la persecución, según el informe anual del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR). Se trata de un nuevo récord mundial. Nunca el mundo había contado con tantos refugiados y desplazados.
Las cifras no han parado de aumentar, desde 2011, fecha del inicio del conflicto sirio, mientras que se mantuvieron relativamente estables entre 1996 y 2011. En comparación con 2014, el aumento fue del 9,7%. «Cada minuto, 24 personas en el mundo, uno de cada 113, se ven obligadas a exilarse», para intentar llegar a un lugar seguro, declaró el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, a la AFP.
En África, como en otras partes del mundo, el aumento de las cifras es enorme. El continente africano acoge, él sólo, 4,41 millones de refugiados, más de un 20% del total. A finales de 2015, de los 10 países que acogen más refugiados, 5 se encuentran en el África subsahariana. Del mismo modo, el 55% de los 16,1 millones de refugiados, bajo el mandato de la ACNUR, se establecieron en Europa o en el África subsahariana.
La mayoría de los africanos que se ven obligados a huir, lo hacen principalmente a causa de los conflictos. De hecho, los países en conflicto son los principales proveedores de refugiados y personas desplazadas en África. ACNUR ha nombrado cinco este año: Somalia, Sudán del Sur, República Democrática del Congo (RDC), Sudán y la República Centroafricana (RCA). Una situación económicamente insostenible para estos Estados, teniendo en cuenta que no son los países más ricos del continente. No pueden por tanto soportar esta situación sin el apoyo de la comunidad internacional.
Una situación igualmente inviable para los refugiados, ante la creciente intolerancia de las poblaciones de acogida. Cuanto más dura la situación, más crece la desconfianza y la intolerancia entre la población se de los países que ofrecen asilo. En la RDC, por ejemplo, las autoridades congoleñas han cerrado tres campos de desplazados internos (Mpati, Kivuye y Bweru) en el norte de Kivu en abril. Estos campos eran el hogar de cerca de 35.000 personas, según una estimación del Alto Comisionado para los refugiados. Sin embargo, para las autoridades, se habían convertido en refugio de los rebeldes del FDLR y de los grupos maï-maï, a los que las fuerzas armadas congoleñas tratan de neutralizar desde hace varios meses, a través de diversas operaciones militares en la región.
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