A medida que el continente continúa combatiendo la pandemia y comienza a planificar los esfuerzos de recuperación, las opiniones del grupo más afectado deben ser escuchadas.
La pandemia de la covid-19 ha revelado y amplificado las desigualdades en todo el mundo. En medio de bloqueos y crisis económicas, no sorprende que las mujeres en África se hayan visto particularmente afectadas. Según el Brookings Institute, más del 70 % de las mujeres en todo el continente se enfrentan ahora a la inseguridad económica. Desde la pérdida de puestos de trabajo hasta el aumento del trabajo no remunerado, el aumento de violencia doméstica y las interrupciones en la educación, las mujeres africanas han soportado un gran estrés mental, físico y económico.
Sin embargo, a pesar del enorme impacto de la pandemia en las mujeres africanas, sus voces rara vez se incluyen en los esfuerzos de recuperación, especialmente en los más altos niveles. En mi país natal de Ghana, donde me desempeñé como miembro del Comité de Respuesta Técnica covid-19 del Partido Nacional Demócrata, podía contar con las dos manos el número de otras mujeres involucradas en la toma de decisiones. Esta realidad se refleja en la región y en todo el mundo. Las mujeres constituyen solo una cuarta parte de los ministros de salud en África. A nivel mundial, representan solo una cuarta parte de los que toman decisiones en los paneles de respuesta sobre la covid-19 a pesar de que representan a 7 de cada 10 trabajadores de primera línea.
Esto es parte de un patrón más amplio. En 2020, solo 14 países en todo el mundo tenían gabinetes donde las mujeres ocupaban al menos la mitad de los puestos. Solo uno, Ruanda, estaba en África. A estas alturas, no es ningún secreto que las mujeres africanas son raramente incluidas en círculos gubernamentales; y cuando lo son sufren a menudo un severo acoso. Según un estudio de 2016 sobre mujeres parlamentarias, cuatro de cada cinco habían experimentado violencia psicológica relacionada con su trabajo, una de cada cuatro violencia física y una de cada cinco violencia sexual.
Sé esto de primera mano. Como candidata parlamentaria en las recientes elecciones de Ghana, experimenté una avalancha de discriminación con amargas críticas a todo, desde mi vestir hasta mis calificaciones médicas a pesar de ser cirujana colegiada. Este vitriolo no solo es una amenaza para la seguridad de las mujeres, sino, además, es un elemento disuasorio que desanima a las candidatas capacitadas para presentarse tanto a unas elecciones locales como a las nacionales.
A medida que los países continúan combatiendo la pandemia, es fundamental que se escuchen las voces de todas las partes afectadas, especialmente de las mujeres. Debido a que el impacto de la covid-19 ha tenido un enfoque de género, las voces de las mujeres deben estar al frente y al centro si queremos responder de manera efectiva y construir sociedades más equitativas.
Ya hemos visto cómo los países liderados por mujeres tendían a responder a la pandemia con mayor éxito, con un número de casos y muertes sistemáticamente menor. En los EE. UU., un estudio sobre los gobernadores encontró que los estados con mujeres al frente tenían tasas de mortalidad más bajas. En India, los consejos dirigidos por mujeres han impulsado un mejor acceso al agua potable, que es fundamental para prevenir la propagación del virus. Hay mucha más investigación y anecdótica evidencia que sugiere que cuando mujeres están en liderazgo, es más probable que los gobiernos respondan a las crisis de maneras que apoyen el desarrollo socioeconómico. Cuando excluimos o disuadimos a las mujeres de los cargos políticos, las sociedades pierden.
Mi compatriota Kofi Annan señaló una vez que “no hay herramienta para el desarrollo más eficaz que el empoderamiento de mujeres. Ninguna otra política tiene tantas posibilidades de aumentar la productividad económica o reducir la mortalidad materna e infantil. Ninguna otra política es tan segura para mejorar la nutrición y promover la salud, incluida la prevención del VIH/SIDA. Ninguna otra política es tan poderosa para aumentar las posibilidades de educación de la próxima generación«.
Lo que no incluyó en esa declaración es la realidad de que las mujeres no solo son facilitadoras de paz, sino también la columna vertebral que impulsa nuestro desarrollo. No es solo por altruismo; a menudo se debe a que las mujeres han experimentado de primera mano los desafíos del desarrollo: el rostro de la pobreza en África es femenino. Estas experiencias reales podrían explicar por qué muchos estudios muestran que es más probable que mujeres políticas prioricen la salud, la educación y los indicadores relacionados.
La igualdad de género es sin duda un imperativo regional y mundial. La Unión Africana pide «una sociedad más inclusiva en la que todos los ciudadanos participen activamente en la toma de decisiones en todos los aspectos«. Las Naciones Unidas declaran que todos los objetivos de desarrollo sostenible dependen del logro de la igualdad de género. Sin embargo, a medida que avanzamos en la recuperación de la covid-19 necesitamos más atención que nunca a la igualdad de género. Hemos perdido demasiado durante esta pandemia como para permitir que desaparezcan los logros que tanto han costado durante las últimas décadas.
Para evitar la regresión debemos reconocer que la igualdad de género es fundamental para la capacidad de recuperación de nuestras sociedades y economías y que el liderazgo diverso es una dimensión crucial de este viaje. En lugar de buscar «volver a la normalidad», es hora de introducir un «gran reinicio» mediante la promoción de modelos de gobernanza que amplifiquen las voces de mujeres e involucren a las mujeres en la toma de decisiones.
Fuente: African Arguments – @africaarguments
[Fundación Sur]
Artículos Relacionados:
– Para Naciones Unidas “la pandemia covid-19 es una crisis para la mujer”
– Okonjo-Iweala a un paso de ser la primera mujer en liderar la OMC
– Las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en los parlamentos de todo el mundo
– “El periodismo frente al sexismo”, nuevo informe de RSF
– La dignidad de la mujer africana sigue siendo ultrajada
– ¿Por qué las mujeres en África, están tan mal protegidas?
– Día internacional de la mujer: trabajadora, madre y todavía esclavizada, en África
– Las mujeres africanas protagonistas de su liberación
– Serie Grandes Mujeres Africanas: Saray Khumalo: Montañista
– Serie Grandes Mujeres Africanas: Hela Cheikhrouhou: Banquera del clima
– Serie Grandes Mujeres Africanas: Fatou Bensouda
– Serie Grandes Mujeres Africanas: Vuvu Mpofu y la ópera
– Serie Grandes Mujeres Africanas: Theresa Kachindamoto: Contra los matrimonios infantiles
– Serie Grandes Mujeres Africanas: Colette Kitoga: “Madre de huérfanos y viudas”
– Serie Grandes Mujeres Africanas: Aminata Touré
– Serie Grandes Mujeres Africanas: La escritora Chimamanda Ngozi Adichie
– Serie Grandes Mujeres Africanas: Elisabeth Domitien, primera mujer primer ministro africano
– Serie Grandes Mujeres Africanas : Marie-Thérèse y los huérfanos del Congo-Brazzaville
– Serie Grandes Mujeres Africanas : Hadijatou Mani Koraou
– La mujer en el misticismo islámico (Encuentro nº 282. 1995)
– Década para mejorar la situación de la mujer africana, 2010-2020, por Paquita Reche
– Premios Nobel de la Paz 2011 con nombres de mujer, por Paquita Reche
– África tiene nombre de mujer, por paquita Reche
– “La mujer embarazada tiene un pié en la tumba”, por Paquita Reche
– Mujer africana: motor de una economía para mejorar la vida, por Begoña Iñarra
– Acerca de la mujer negra en la educación
– La mujer como factor de democratización y desarrollo en el mundo
– El papel de la mujer en el desarrollo de África
– Los países africanos aseguran apoyar los derechos de la mujer. Entonces, ¿dónde está el dinero?
– Cifras sobre los derechos de la mujer en África, 10 datos que hacen pensar
– Estas son las mujeres africanas del 2016
– ¿Por qué las mujeres en África, están tan mal protegidas?
– Década para mejorar la situación de la mujer africana, 2010-2020, por Paquita Reche
– Derechos Humanos de las Mujeres en África, por Aurora Moreno Alcojor
– El discurso fundador del feminismo negro: “¿Acaso no soy una mujer?”