África: La magia de la lengua

17/11/2010 | Crónicas y reportajes

¿Se habló francés a los pies de la torre de Babel? ¡Decididamente no! El relato bíblico, que sitúa la distinción de lenguas en la época de la construcción de este edificio con el que los mortales quisieron desafiar a Dios, no precisa cuáles fueron los dialectos recién nacidos. Fruto de una evolución lingüística más reciente, la lengua de Molière adquirió cierta importancia. Hoy en día, por utilizar una expresión que se remonta a la época de la conquista de los persas, cubre “un imperio donde nunca se pone el sol”.

La cumbre francófona, que tuvo lugar el domingo 24 de octubre en Montreux, reunía por decimotercera vez, un imperio lingüístico planetario, extendiéndose desde Canadá hasta Vanuatu, desde la Reunión hasta Haití. Un conjunto de más de doscientos millones de personas que, a pesar de todas sus diferencias, su lejanía las unas de las otras, pueden comunicarse directamente por medio de la magia de la lengua. Una lengua de la que los padres fundadores de la Francofonía, el tunecino Habib Bourguiba y el senegalés Léopold Sédar Senghor, se hubieron servido como arma de liberación, bajo el colonialismo. Y más tarde, como lengua de pensamiento, de cultura, de emancipación y modernización de su país.

En la búsqueda de este noble ideal de desarrollo, de unión de culturas y pueblos, la francofonía, bajo el impulso de Francia, ha sabido evitar el escollo y la crítica de permanecer bajo un caparazón neocolonial, para tender más hacia lo que una novelista califica como una “francofonía de los pueblos”. Aquella francofonía en la que las necesidades de las poblaciones son importantes, como lo cotidiano de esta anciana paisana del Camerún profundo que, en francés, propone su plantaina a los peregrinos de la ruta de Ebolwa. Esta mamá ordinaria, como bien saben crear nuestros campos, fue presentada a principios de los 60, como un modelo de éxito de la escuela bajo el árbol. Así, su recuerdo vuelve en el momento en el que la región del Sur se prepara para acoger una feria agro-pastoral.

Camerún milita por esta francofonía que coloca al hombre en el corazón de las preocupaciones, según el Presidente Paul Biya. Según esta lógica, no fue por tanto sorprendente que durante la apertura de la cumbre de Montreux, el jefe de estado camerunés incitara a la reflexión sobre los problemas relativos a la crisis alimenticia y a los cambios climáticos que golpean a África principalmente y al mundo rural en particular.

En esta francofonía al servicio del hombre, Camerún, que en el seno de esta comunidad ejerce con Canadá un bilingüismo francés-inglés, tiene una experiencia particular que compartir; como África en miniatura, tierra de mezcla de pueblos, de civilizaciones y de religiones. Un papel interpretado igualmente por Francia en el seno de una organización que reúne países anglófonos y del que forma parte, la Commonwealth. En un planeta en plena globalización, esta doble cultura constituye un gran triunfo para Camerún.

Monda Bakoa

(Cameroon Tribune, 25 de octubre de 2010)

Traducido por Marina Javierre Limón, para Fundación Sur.

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