Es el título de un libro de Jakkie Cilliers es el fundador del Instituto de Estudios de Seguridad de Pretoria en África del Sur.
¿Qué nos enseña este libro?
Parte de un hecho: la producción per cápita de África diverge, de modo creciente, de la del resto del mundo. El fenómeno es evidente, si se observan las cifras absolutas de pobreza, que están incrementando rápidamente. África en los últimos cincuenta años casi duplicó la población, pero la producción es prácticamente la misma en relación a la economía mundial.
¿Por qué?
Es justamente la pregunta que se hace el autor. La primera respuesta es el enorme potencial demográfico de África, que no se aprovecha suficientemente. Se mantiene todavía una proporción reducida de fuerza de trabajo en activo y un gran número de población infantil, que requieren mayores inversiones en educación, en agua potable e infraestructuras sanitarias. Si esas inversiones se acometiesen, no sólo en cantidad sino también en calidad, aumentaría la incorporación de las niñas a la escuela, habría menores diferencias de género, un mayor poder de negociación de la mujer en el hogar, mejoras en la nutrición infantil y menores tasas de natalidad.
¿Qué otras razones aduce para explicar la pobreza creciente?
La capacidad productiva del sector agrario, muy limitada por la dificultad crónica de acceso al crédito rural y a los recursos materiales que necesita (nutrientes, irrigación, mecanización y semillas). Actualmente, la mayoría de los países africanos son importadores netos de alimentos, a pesar de que el continente cuenta con millones de hectáreas de tierras arables; pero incurre en cuantiosas pérdidas en el transporte de los bienes alimenticios desde la explotación al consumidor. Sufre, además, muy seriamente los impactos del cambio climático en términos de disminución de la pluviosidad, oscilaciones de temperatura, creciente variabilidad climática, inundaciones y sequías.
¿Qué papel juega la industria?
El continente cuenta con un reducido sector manufacturero, que no acaba de despegar. Esto sucede cuando se sabe que la manufactura es clave en el impulso de la productividad del conjunto de la economía, gracias a las interrelaciones que genera con el resto de los sectores productivos, la innovación y el crecimiento.
* Inspirado en un artículo del profesor José María Mella, quien a su vez comenta el libro Africa First
Bartolomé Burgos
[CIDAF-UCM]