África debe ignorar los consejos del Mundo Occidental para sobrevivir

29/04/2010 | Opinión

Para sobrevivir al devastador impacto de la crisis económica mundial, los países africanos deben aprender una sencilla lección a la que no parecen haber prestado atención desde que acabó la colonización y el apartheid: No hacer caso de los consejos de las instituciones internacionales y de las naciones líderes de Occidente.

Para esta cuestión deben imitar lo que estos países occidentales están haciendo.

Los países occidentales están sacando adelante a los bancos y a las industrias más importantes gracias a los fondos públicos. Una vez más, están levantando las barreras arancelarias para productos procedentes de África y países en vías de desarrollo. Aún así, desaniman a los países africanos para que hagan lo mismo.

Algunas instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, mientras dan instrucciones a África y países en vías de desarrollo para que continúen irrelevantes, si no destructivas políticas, ellos guardan silencio cuando los países industriales aplican todo lo contrario.

Los países africanos deben mantenerse alejados del Banco Mundial y del IMF. (Fondo Monetario Internacional). Si es completamente imprescindible pedir préstamos, hay que hacerlo juiciosamente.

El éxito del desarrollo de los estados del Oriente Asiático desde la Segunda Guerra Mundial tiene mucho que ver con el hecho de ignorar los consejos de entidades como el Banco Mundial, el FMI y las principales naciones occidentales; y haciendo exactamente lo que los países occidentales hicieron para crecer económicamente.

Países africanos han seguido servilmente las instrucciones que les daban tanto los países Occidentales el antiguo Bloque Soviético o los Comunistas Chinos.

Otros hicieron caso de los mandatos procedentes del Banco Mundial-FMI y de Occidente para privatizar las empresas estatales.

Desde la independencia, muchos de los países africanos –al mismo tiempo que buscaban inversores extranjeros- vendieron los activos estatales a precios muy bajos, tal y como les aconsejaron los países occidentales y las instituciones financieras internacionales. De este modo, les resultó fácil a las firmas mundiales con sede en estos países repatriar los fondos.

En principio, para facilitar que los inversores extranjeros pudiesen hacer negocios en sus países, los gobiernos africanos renunciaron al trabajo mínimo, las normas del Medio Ambiente y no insistieron en conseguir ni siquiera unos niveles mínimos de transferencia de conocimientos laborales para los suyos.

Mientras tanto, en Corea del Sur, hasta finales de los ochenta, no se permitía a los inversores extranjeros tener participaciones mayoritarias en las empresas locales, excepto en circunstancias muy restringidas.

Estos inversotes extranjeros, se vieron obligados a transferir nueva tecnología y a compartir sus contactos comerciales internacionales con las empresas locales antes que les dejasen invertir.

Sin embargo las privatizaciones africanas generaron corrupción, a medida que las empresas se vendían a amigos, colegas étnicos y empresas extranjeras que sobornaban a los funcionarios locales.

En Asia Oriental, los países en vías de desarrollo establecieron bancos de desarrollo que financiaron la industrialización de sus países proporcionándoles créditos y préstamos asequibles, y experiencia para sus industrias en crecimiento.

Los estados en vías de desarrollo del Oriente Asiático identificaron los sectores que debían desarrollarse y los construyeron, en lugar de esperar a que creciesen de forma espontánea. Estos gobiernos utilizaron una combinación de impuestos, política fiscal, apoyo a la investigación, tarifas y préstamos de capital extranjero muy juiciosamente para desarrollar nuevas industrias.

Al mismo tiempo, las importaciones de productos que podían ser manufacturados en el propio país y el consumo de artículos de lujo fueron fuertemente desaconsejados.

La crisis mundial ha hecho que la convención económica se haya puesto boca abajo. Los países africanos no deben de quedarse “durmiendo” de nuevo: Hay que utilizar el espacio abierto por la crisis mundial para hacer exactamente lo mismo que hacen los países occidentales y los países en vías de desarrollo de Asia Oriental otra vez.

Deben seguir políticas industriales relevantes a la situación y asegurarse de que aquellos que se encargan de esas políticas sean las personas con más talento para ello.

Además, los gobiernos africanos deben acabar con la corrupción y actuar en interés de toda la población, en lugar de cernirse solo a los intereses étnicos o de grupo.

William-Mervin Gumede

(Sowetan, Suráfrica, 16 de septiembre de 2009)

• Gumede es el autor de “Thabo Mbeki and the Battle for the Soul of the ANC”.

Traducido por Beatriz Aymat Basoa, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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