África tiene un papel fundamental que desempeñar en las soluciones del mañana. Si Occidente está interesado en el personal joven y profesional africano, en la alimentación de la población mundial, en el hidrógeno verde y en los minerales estratégicos, no podrá hacerlo sin comprometerse con África y debemos poder negociar desde una posición de fortaleza y acordar proyectos de desarrollo beneficiosos, ante todo, para los pueblos africanos.
Muchos líderes africanos y mundiales parecen más interesados en la sesión de fotos que en el resultado de esas conversaciones y en defender los intereses de sus pueblos.
Lo que está sobre la mesa y ya se ha aprobado en el Parlamento Europeo no interesa a África. La UE nos dice que gravará los productos que exportemos a sus mercados, pero pretende darnos ayudas para compensar las dificultades que tenemos con la transición energética. Esto nos está poniendo nuevamente en una situación de dependencia cuando era posible negociar de otra manera.
Centrándonos en los factores internos, que son los que los propios africanos pueden cambiar, el primero es un crecimiento más inclusivo, más humano, especialmente en la educación y la salud. África ha sido más resistente que el resto del mundo a la pandemia.
El segundo aspecto es que la fiscalidad africana debe organizarse más eficazmente. Tenemos muchos ahorros que se esfuman. Por ejemplo, los fondos de pensiones, que poseen enormes sumas de dinero que no se utilizan de forme productiva y justa.
En tercer lugar, los países africanos deben desarrollar su propio estilo de democracia. La capacidad de respetar la diversidad es el principal problema de África. Quien llega al poder se apodera de todo. Se apropia de los medios económicos, del espacio político, destruye el espacio de la diversidad cultural y étnica. Esta es una de las principales causas de nuestros problemas. Un país como Etiopía, que se estaba industrializando a gran velocidad con transformaciones y reformas sustanciales, hoy está completamente empantanado por problemas de etnicidad. Esto es lo que está socavando nuestro crecimiento y, en el caso de Etiopía, alcanzó a un país que se estaba reformando y mostraba un gran crecimiento económico.
Hay un aumento del interés de la sociedad civil y de los ciudadanos por la política en África. Las personas no aceptan fácilmente el estado de cosas que se les presenta y se están manifestando a través de numerosos movimientos sociales en unos 35 países africanos para defender la democracia, la justa gestión de recursos y los derechos humanos.
Se necesita un reajuste del espacio político. En primer lugar, el monopolio de la autoridad y la fuerza dictatorial se derrumba por todas partes. Incluso los países con regímenes bastante bien equipados con aparatos militares y de seguridad no son realmente capaces de controlar a sus poblaciones, como lo vemos en Sudáfrica, Sudán, Uganda, RDC, etc.
Los pueblos de África deben unirse, como a través de comercio panafricano, y cooperar para garantizar una gobernanza responsable, una gestión de los recursos profesional y transparente y una participación social, sobre todo de los jóvenes y de las mujeres, para resolver los conflictos por el diálogo, y para potenciar un desarrollo sostenible y el bien común.
[CIDAF-UCM]