El acaparamiento de tierras no ha vuelto sólo con venganza. Está adoptando nuevas formas, como compensaciones de carbono, planes de hidrógeno verde y otros “acaparamientos verdes”.
En los últimos años, África ha estado en el epicentro de una alarmante tendencia global: el acaparamiento (robo) de tierras. La crisis financiera mundial de 2007-2008 desató una enorme ola de acaparamiento de tierras en África y el mundo. Aunque la crisis disminuyó, las presiones sobre las tierras agrícolas nunca desaparecieron. Ahora, 15 años después, los precios mundiales de las tierras se han duplicado, el acaparamiento de tierras ha regresado con fuerza y los agricultores están siendo exprimidos por todos lados.
Como revela un importante informe de IPES-Food, el actual acaparamiento de tierra está aumentando peligrosamente en formas nuevas y variadas, incluidos esquemas de compensación de carbono y biodiversidad, financiarización y especulación, robos de recursos, la expansión de minas y megadesarrollos, y cada vez más sistemás de producción industrial de alimentos. Estamos presenciando una nueva avalancha para conseguir tierras, que está desplazando a los pequeños agricultores, a los pueblos indígenas, a los pastores y a las comunidades rurales, o para quitar el control sobre las tierras. Las consecuencias son nefastas: exacerban la pobreza rural, la inseguridad alimentaria y la desigualdad de tierras en todo el continente y ponen en riesgo el futuro de la agricultura en pequeña escala.
La tierra no es sólo suciedad bajo nuestros pies: es la base de nuestros sistema alimentario que nos mantiene a todos alimentados. No es como cualquier otro bien que se pueda comprar y vender. Es la base de las diversas culturas, medios de vida y tradiciones rurales de millones de africanos. Es un hogar para la biodiversidad. Sin embargo, según la Iniciativa Land Matrix, África está a la vanguardia de la crisis de acaparamiento de tierras en el Sur Global, con casi 1.000 transacciones de tierra, a gran escala para la agricultura, registradas en todo el continente desde 2000. Mozambique es el más afectado, con 110 transacciones de tierras agrícolas a gran escala, seguido por Etiopía, Camerún y la República Democrática del Congo (RDC).
La fiebre por la tierra no tiene únicamente fines agrícolas. Esta vez está también siendo impulsada por “acaparamientos verdes”, en los que gobiernos y corporaciones poderosas se apropian de tierras para dudosas plantaciones de árboles, secuestro de carbono y proyectos de biocombustibles e hidrógeno verde (que requieren grandes cantidades de agua). Estas actividades, disfrazadas de iniciativas ambientales, son en última instancia malas para el clima y la sostenibilidad, ya que trasladan la carga de reducir las emisiones de carbono de los contaminadores del Norte Global a las tierras de África. Lo hacen mientras amenazan directamente a las mismas comunidades que sufren la peor parte del cambio climático al desplazar a los usuarios de la tierra y a los agricultores locales. Ya el 20 % de los grandes acuerdos sobre tierras son “acaparaciones verdes”, a menudo dirigidas a tierras indígenas, y esta cifra podría dispararse en los próximos años. Las promesas de los gobiernos de eliminar carbono procedente de todo el mundo ya suman casi 1.200 millones de hectáreas de tierra, aproximadamente tanta tierra como la que se utiliza hoy en día para cultivar en todo el planeta.
Los “acaparamientos verdes” introducen nuevos actores poderosos en la equilibrada dinámica sobre la tierra en África, creando una peligrosa interfaz entre los pequeños agricultores y los gobiernos ricos, las empresas de combustibles fósiles, los grandes grupos conservacionistas y los promotores inmobiliarios.
Tomemos como ejemplo a Blue Carbon, una empresa con sede en Dubai, respaldada por la familia real gobernante, que está comprando derechos sobre bosques y tierras de cultivo para comercializar compensaciones de carbono. Blue Carbon ha adquirido unos 25 millones de hectáreas de tierra africana a través de acuerdos con los gobiernos de cinco países: incluyendo el 20 % de tierra de Zimbabue, el 10 % de Liberia y franjas de Kenia, Tanzania y Zambia. Las comunidades de pastores e indígenas están particularmente en riesgo. En Kenia, se ha informado de la reubicación forzosa de hasta 700 miembros del pueblo Ogiek en relación con inversiones de Blue Carbon. En Liberia, los líderes locales han denunciado la falta de consultas desde que se firmó el Memorando de Entendimiento.
El acaparamiento de tierras también implica una invasión desenfrenada de la minería, la urbanización y los megadesarrollos. Se siguen perdiendo tierras agrícolas de primera calidad debido a la creciente urbanización y a proyectos a gran escala de infraestructuras, provocando degradación y pérdida de biodiversidad.
Esto es también un problema para nuestra seguridad alimentaria. Un informe de 2018 mostró que los acuerdos a gran escala sobre tierras en Etiopía y Ghana están obligando a los pequeños agricultores a convertirse en trabajadores asalariados, reducir su tamaño a parcelas más pequeñas y fragmentadas o migrar hacia las ciudades, socavando su capacidad para alimentarse a sí mismos y a sus comunidades. Alrededor del 90 % de los acuerdos sobre las tierras a gran escala desvían tierras de producción local de alimentos para producir biocombustibles, cultivos comerciales para la exportación, extracción de petróleo, gas y minerales o compensación de carbono. Los términos vagos de estos acuerdos exacerban los riesgos para los pequeños agricultores y la disponibilidad de alimentos.
La acaparación de tierras no es sólo una crisis ambiental; es una lucha por la justicia y la supervivencia. Esta apropiación generalizada de tierras subraya la urgente necesidad de una equitativa y sostenible gobernanza sobre la tierra en toda África. Se necesita una acción transformadora. Los formuladores de políticas deben proteger e incluir a las comunidades locales como parte de la mitigación del cambio climático y la protección de la biodiversidad, apoyándolas para administrar la tierra, en lugar de desplazarlas. Esto se puede lograr mediante:
- Sacar al capital especulativo y a los actores financieros de los mercados de tierras para devolverlas a manos de los agricultores. Esto debería incluir limitar las adquisiciones de tierras, otorgando a los agricultores el primer derecho de rechazo y la toma de medidas enérgicas contra las falsas compensaciones de carbono basadas en tierras.
- Incorporar el Derecho a la Tierra en las constituciones y políticas ambientales y agrícolas de los países, incluidos los planes climáticos (Contribuciones Determinadas a nivel Nacional [NDC]) y las estrategias de biodiversidad.
- Establecer una gobernanza inclusiva de los sistemas alimentarios y de tierras para detener el acaparamiento de tierras y volver a centrarlas en las comunidades. Los nuevos mecanismos deben colocar a las comunidades locales y los derechos humanos en el centro de la gobernanza de la tierra. Para ello son esenciales una democrática planificación espacial y agencias territoriales responsables de cuentas.
- Hacer de los sistemas de conversación sobre la tierra gestionados por la comunidad la herramienta emblemática del Marco Mundial de Biodiversidad para cumplir los objetivos mundiales de biodiversidad y al mismo tiempo proteger la producción local de alimentos.
Los pequeños agricultores, pastores y comunidades indígenas de África son los administradores de su tierra y su biodiversidad. Su inclusión y empoderamiento son vitales para alimentar a África, así como para la acción climática, pero carecen de derechos y protección social. El nuevo y poderoso “colonialismo del carbono” lucha contra la crisis climática en contra de las comunidades en lugar de con ellas.
Se necesitan medidas audaces y liderazgo para garantizar que los agricultores y las comunidades tengan un significativo y equitativo acceso a la tierra. La tierra de África no es sólo un activo económico que debe venderse al mejor postor. Empoderando a las comunidades locales y salvaguardarndo sus tierras podemos allanar el camino hacia un futuro sostenible y equitativo para todos los africanos.
* Susan Chomba es miembro del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food) y directora de paisajes vitales del Instituto de Recursos Mundiales (WRI). Million Belay es miembro del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food) y coordinador general de la Alianza para la Soberanía Alimentaria en África (AFSA).
Fuente: African Arguments
[Traducción, Jesús Esteibarlanda]
[CIDAF-UCM]