
El partido, que gobierna Tigray y dominó todo el país durante muchos años, fue proscrito recientemente por no haber celebrado una asamblea general. La decisión se produce tras meses de tensiones políticas en Tigray y antes de las elecciones nacionales que se celebrarán a más tardar en junio del próximo año.
Cuando la Junta Electoral Nacional de Etiopía (NEBE) canceló el registro del Frente de Liberación Popular de Tigray el 14 de mayo 2025, se generó el temor de una nueva guerra en el norte de Etiopía. Esta medida burocrática podría convertirse en un punto de conflicto político. Disolver el TPLF, la fuerza política dominante en el norte de Etiopía entre 1991 y 2018, por decreto legal es una táctica de alto riesgo por parte del gobierno federal del primer ministro Abiy Ahmed. Tras una devastadora guerra de dos años con Adís Abeba, el TPLF se enfrenta ahora a una extinción burocrática.
El TPLF ha condenado la prohibición de sus actividades, afirmando que representa una «grave amenaza» para el acuerdo de paz de 2022 que puso fin a dos años de conflicto en la región norteña de Tigray, y ha solicitado a la Unión Africana que medie con el gobierno federal después de que el organismo electoral revocara su personalidad jurídica como partido. Además, los retrasos en la implementación del acuerdo de paz, incluyendo el regreso de cerca de un millón de personas desplazadas por la guerra, han generado temores de nuevos episodios de violencia en Tigray.
El partido, que lideró una coalición que derrocó al gobierno en 1991 y gobernó Etiopía hasta 2019, cuando se disolvió un año después de que el primer ministro Abiy Ahmed asumiera el poder, dirige la administración interina de Tigray, establecida en 2023 como parte del acuerdo de paz, conocido como el Acuerdo de Paz de Pretoria. Sin embargo, el partido no ha podido celebrar elecciones internas debido a una división, con dos facciones que reclaman el control del partido. La Junta Electoral Nacional de Etiopía, que supervisa la conducta de los partidos políticos, resolvió el miércoles cancelar formalmente el registro del TPLF alegando que no había celebrado una asamblea general.
La Unión Europea y Estados Unidos han advertido sobre la escalada de tensión, afirmando que «no debe haber un retorno a la violencia«.
De nuevo constatamos que la causa de toda división, interna y entre partidos no son solamente las diferencias de etnia, cultura o religión, sino el fundamentalismo y radicalización de actitudes y comportamientos que son incapaces de un diálogo respetuoso y de una colaboración por el bien común. Lo que prima es el control del poder, y no el bien común del partido y del país.
En Tigray, Etiopía, como en todos los países africanos y del globo, debemos aprender urgentemente a respetarnos diferentes, a dialogar sin acusar, y buscar el bien común por encima del poder, del bien partidista y del bien individual.
CIDAF-UCM


