El camino sinodal de tres años, cuyo tema era “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, concluyó el domingo 27 de octubre con un llamado a todas las iglesias locales del mundo a adoptar la consulta y el discernimiento que guiaron todo el proceso de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.
En el Documento Final, después de la asamblea de un mes que tuvo lugar del 2 al 27 de octubre en Roma y reunió a delegados de todo el mundo, entre ellos cardenales, obispos, clérigos, religiosos, laicos, hombres y mujeres, así como jóvenes, los participantes apreciaron la metodología que se aplicó en todo el camino, enfatizando la necesidad de su continuidad para la transformación de la Iglesia.
“Como miembros de la Asamblea, sentimos que es nuestra responsabilidad promoverla (la sinodalidad) como misioneros sinodales dentro de las comunidades de las que venimos […] se pide a las Iglesias locales que continúen su camino diario con una metodología sinodal de consulta y discernimiento”.
Según los participantes, como se destaca en el documento, las iglesias locales deben identificar formas concretas y caminos de formación para lograr una conversión sinodal tangible en los diversos contextos eclesiales, como parroquias, Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, movimientos de fieles, diócesis, conferencias episcopales y agrupaciones de Iglesias, entre otros.
Además, los delegados sinodales sugieren que también se debe considerar la evaluación del progreso realizado en términos de sinodalidad y la participación de todos los bautizados en la vida de la Iglesia, y recomiendan a las conferencias episcopales y a los sínodos de las iglesias sui iuris (por derecho propio) “asignar personal y recursos para acompañar el camino de crecimiento como Iglesia sinodal en misión y mantener el contacto con la Secretaría General del Sínodo”.
En su reflexión, los participantes en el Sínodo revelaron que el Concilio Vaticano II fue como una semilla arrojada al campo del mundo y de la Iglesia que ha guiado el camino de tres años.
“La vida cotidiana de los creyentes, la experiencia de las Iglesias en cada pueblo y cultura, los numerosos testimonios de santidad y la reflexión de los teólogos han representado el terreno sobre el que (la semilla del Concilio Vaticano II) ha brotado y crecido”.
Los participantes en el documento añadieron que “el Sínodo 2021-2024 sigue aprovechando la energía de esa semilla y desarrollando su potencial”.
Jecinter Antoinette Okoth
Fuente: AMECEA
[CIDAF-UCM]