La educación de las niñas es clave para la transformación económica de África, por Lázaro Bustince

28/11/2024 | Bitácora africana, Crónicas y reportajes

Se estima que si se libera la capacidad económica total de las mujeres africanas se sumarán 287.000 millones de dólares al PIB del continente y se crearán 23 millones de nuevos empleos para 2030, pero hoy en día solo el 28 % de las mujeres jóvenes completan la educación secundaria.

La juventud africana está impulsando el progreso económico y social. Con un 40 % de la población menor de 15 años y otros 100 millones de niños previstos para 2050, se prevé que África tenga la fuerza laboral más joven y numerosa del mundo para 2035.

Esto presenta al continente y al mundo una oportunidad sin precedentes para aumentar la seguridad alimentaria, mejorar la salud, sanar nuestro planeta y crear empleos. Pero depende de un factor crítico: aprovechar toda la energía y el talento de las mujeres jóvenes y las niñas de toda África.

El nuevo informe de la Fundación MasterCard Young Women in Africa: Agents of Economic Growth and Transformation by 2030 (Mujeres jóvenes en África: agentes de crecimiento económico y transformación para 2030), prevé que acelerar la productividad económica de las mujeres jóvenes puede generar un valor económico estimado de 287.000 millones de dólares en África (equivalente a un aumento del 5 % del PIB) y crear 23 millones de puestos de trabajo en el continente para 2030.

En primer lugar, debemos garantizar que las niñas y las mujeres jóvenes tengan acceso a la educación y permanezcan en la escuela.

34 millones de adolescentes en edad de cursar la escuela secundaria no asisten a la escuela. Solo el 26 % de las mujeres jóvenes en África subsahariana completan la educación secundaria. Alrededor del 8 % están matriculadas en la educación superior. Esto se traduce en asombrosas pérdidas de productividad y de ingresos a lo largo de la vida equivalentes a una pérdida de 10.000 millones de dólares en el PIB en todo el continente.

La educación es la base para la realización y el sostenimiento del crecimiento económico de África. Como se detalla en el informe, integrar a las mujeres en la fuerza laboral y permitirles tener éxito como empleadas y empresarias requiere algo más que educación. También se necesitan políticas que aseguren que las mujeres jóvenes tengan acceso a capital, tierra y equipos asequibles, así como a redes y mercados comerciales.

Es importante que comprendamos y respetemos los papeles únicos que desempeñan muchas mujeres en sus familias y les proporcionemos el apoyo adecuado. Por ejemplo, muchas madres jóvenes necesitan opciones asequibles de cuidado infantil, transporte y modalidades de trabajo flexibles. Esta base esencial les permitirá buscar empleos mejor remunerados y oportunidades empresariales, impulsando tanto la innovación como la diversificación económica.

El futuro económico de África depende del empoderamiento de todos los jóvenes y, en especial, de que las niñas y las mujeres jóvenes desempeñen un papel significativo. A través de la educación, la integración económica y un cambio de mentalidad se podrá construir un futuro en el que todas las niñas puedan aprender y todas las mujeres puedan vivir una vida digna y construir una sociedad sostenible y más pacífica.

Lázaro Bustince

CIDAF-UCM

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Autor

  • Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

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