En 2007 Senegal ya estaba en peligro de perder su convenio para la exportación de productos haliéuticos [pesquerías en general] con destino a la Unión Europea, principal mercado de exportación de Senegal, en particular para la pesca artesanal que contribuye con más del 70% de dichas exportaciones. Por aquel entonces era una cuestión de normas y de calidad de los productos exportados que debían pasar por un duro control del organismo alimentario y veterinario de la UE.
La misma amenaza sigue pesando todavía sobre este país, aunque esta vez la cuestión es por la violación de las prácticas de pesca según el reglamento en vigor. Amenaza que se torna aún más seria ya que a lo largo de la semana una delegación de la UE se reunió con el Ministro de Pesca de Senegal y con representantes del sector de la pesca para informarles de las últimas investigaciones que disponían sobre la presencia de arrastreros extranjeros pescando pelágicos [peces de aguas profundas] inmaduros en aguas bajo jurisdicción senegalesa. La delegación de la UE había expuesto concretamente los riesgos de retirada del acuerdo comunitario para la exportación de productos pesqueros senegaleses y la designación de este país como “Estado no cooperante” en relación con las disposiciones de la reglamentación de INN (pesca ilegal no declarada y no reglamentada según normas internacionales para la pesca) teniendo en cuenta especialmente la no conformidad de los permisos de pesca acordadas para arrastreros extranjeros bajo la ley senegalesa.
Es fácil imaginar las consecuencias que tiene para Senegal una retirada del convenio, para las tasas sobre las exportaciones y por tanto para el empleo de la industria pesquera y los ingresos de la pesca artesanal, las factorías suministran el 80% de la pesca con un mínimo de ingresos para más del 20% de la población activa. Senegal tiene un mercado de 100.000 toneladas anuales con un valor comercial de 185.000 millones de francos CFA.
Calculando un consumo medio per cápita de alrededor de 26 kilos de pesca (equivalente en fresco) los productos de la pesca contribuyen con cerca de dos tercios en la aportación nutricional de proteínas de origen animal.
Recordemos que la drástica bajada de las capturas registradas en 2001 se debió entonces a las contingencias negativas causadas por la finalización del acuerdo bilateral con la UE que fue renovado al año siguiente.
Se debe señalar que desde 1996 Senegal dispone de un convenio para la exportación de productos pesqueros con destino Europa siendo el segundo país beneficiario en África del Oeste y del Norte después de Marruecos. En este marco el organismo alimentario y veterinario exige la puesta en marcha de mecanismos de control para saber en qué condiciones se exportan los productos. Por ello se han invertido 14 mil millones de francos CFA en la modernización y desarrollo de la industria para lograr una mejor trazabilidad. 172 puntos de desembarco están identificados en Senegal habiéndose comprometido normalizar a 8 de ellos.
Senegal es además autoridad competente responsable del acuerdo con la industria y los barcos de pesca para la certificación de los productos. Es una autoridad reconocida por los organismos de la UE que ha llevado a cabo en el seno del Ministerio de Economía Marítima esfuerzos considerables con las partes concernientes para colocar a las industrias que llevan a cabo la trazabilidad en un buen nivel de eficacia, todo ello para elevar la certificación industrial de sus productos. Hoy en día el criterio es que los productos se tracen desde la misma captura en el mar y hasta la mesa del consumidor.
El convenio en cuestión fue aprobado y prorrogado finalmente en 2010. Su reto puede ser valorado para situar a varios países al nivel de sub-región, que han visto retirado su convenio de exportación como Guinea o Gambia, países que como en Senegal, la pesca ocupa una parte importante de su PIB y que tras la retirada del acuerdo tienen que volver a enviar sus productos para la exportación a través de Dakar. Con lo que ello significa…
Malick Ndaw
Sud Online, Senegal, publicado el 23 de julio de 2011.
Traducido por Juan Carlos Solís Santander, para Fundación Sur.
