Leyendo documentos de Sociedades Misioneras, como el “Petit Echo” de los MAFR, de ONGs y algunas Webs, sobre el tema de los Refugiados y Migrantes, me ha recordado una conocida historia, que nos introducía en el estudio sobre el tema de la justicia social, que me parece particularmente significativa.
“Sucedió en un pueblo, que comenzaron a ver cuerpos humanos que bajaban por el río, sin saber la razón de este desastre. Unos bajaban heridos, otros enfermos y otros habían fallecido. Entonces, los habitantes del pueblo, movidos por compasión, comenzaron a organizarse para sacarlos del río, atender a todos según sus necesidades, y para enterrar a los muertos. Llegaron a desarrollar grandes Organizaciones (ONGs) y grupos de buenos samaritanos, con bancos de alimentos y medicinas. Hasta los gobiernos y grandes empresas enviaban ayuda y limosnas. Y así aumentaron los cuerpos que bajaban por el río, con numerosos buenos samaritanos, por todas partes.”
Mientras que algunos se preguntaban: “porqué está sucediendo esto”. Y decidieron ir rio arriba para investigar la causa de esta tragedia humana.
Al tratar el tema de los refugiados y migrantes, el foco se ha puesto tradicionalmente en: la acogida, la escucha, la oración y en el compartir algunos bienes con las personas necesitadas. Así hemos hablado las Iglesias, las ONGs y los gobiernos.
Lo sorprendente es que raramente nos hemos preguntado, sobre el “Por qué” de esta tragedia y por qué sigue ocurriendo lo mismo y con mayor crueldad, hoy mismo, sin tratar de sanar las raíces y las causas de esta catástrofe humanitaria. Por qué nos contentamos con “parches”, hospitales, bancos de alimentos y ayudas materiales, dejando que los cuerpos sigan bajando por el río, navegando por los mares, caigan en el campo de batalla o se mueran empobrecidos por opresión y marginación.
Si analizamos el porqué de tantos desplazados, refugiados y migrantes arriesgando sus vidas por los ríos, mares y desiertos, podemos darnos cuenta de que hemos dejado de lado dos cuestiones fundamentales para sanar la raíz del mal, y de la injusticia.
Primero: El empoderamiento de la juventud y de la sociedad en JPIC-ED, con un pacto educativo integral de ciencias y valores, es primordial y fundamental, para asumir un compromiso conjunto, por la acogida y la convivencia de nuestra sociedad cada día más plural y multicultural. Así habla el papa Francisco y numerosos líderes internacionales.
Segundo: Un compromiso democrático conjunto en cada región y país, es indispensable para encontrar una gobernanza responsable, un desarrollo justo, sostenible y ecológico, para todos los pueblos. Esto nos llevaría hacia un acuerdo global de cooperación internacional para crear oportunidades de vida digna en todos los países, y para acoger los migrantes, con contratos de trabajo y viajes bien organizados. Todo esto, aunque muy exigente, está en nuestras manos si realmente lo queremos.
Sin este empoderamiento educativo global y sin un compromiso democrático conjunto, para sanar la gobernanza, la política, la economía y los grandes poderes militares y económicos globales, seguiremos viendo, que:
- Existen demasiados dictadores militares que siguen enviando a los jóvenes a morir en las guerras por invadir un país vecino, como en Ucrania, Gaza, Kivu en la República democrática del Congo (RDC), etc. y para controlar los recursos, como en Sudán, RDC, Etiopía, etc. para luego tirarlos al lago, y si sobreviven, llevarlos a campos de desplazados…
- Poderosos empresarios, como Shell, Total, EAU, Coffee Marketing Board de Hamburgo, etc, continúan expulsando a cientos y miles de familias de sus tierras ancestrales, sobre todo en África, para imponer, sin compensación alguna, sus grandes plantas de explotación o plantaciones de café, como lo vi en la región de Mubende, en Uganda, o para saquear los minerales preciosos, como el oro, titanio, uranio etc., como lo he visto también en la región de Karamoja, en Uganda, y en la región de Kivu, en la RDC. No les preocupa que tantas personas se queden sin hogar y tierras y que se ahoguen en el mar buscando una nueva vida.
- Todos estos abusos crueles de la dignidad humana se realizan con total impunidad, por la avaricia despiadada de muchos dictadores, empresarios y poderosos gobernantes extranjeros y con la complicidad de los gobiernos locales.
Resulta altamente injusto y peligroso el ver cómo los gobiernos de la UE, del Norte global y de África, están de acuerdo en aumentar el gasto militar en defensa, mientras que no se preocupan por garantizar las infraestructuras necesarias para que todos consigan la seguridad de alimentación, de sanidad y de educación para sus habitantes.
Esta situación crítica y explosiva para la humanidad y para la naturaleza solo puede empeorar… a menos que Nosotros los Pueblos, todos los Pueblos del Planeta, consigamos unirnos y trabajar juntos para implementar los tres objetivos mencionados, con especial énfasis en el empoderamiento educativo y en el compromiso conjunto de cada sociedad, por la justicia social, por una gobernanza más humana y responsable, para luchar por los Objetivos del Desarrollo Sostenible de todos los pueblos (ODS).
Contamos con los medios técnicos y los recursos necesarios para conseguirlo. ¿Tendremos la voluntad y la solidaridad necesarias para semejante compromiso por la Humanidad entera y por la Casa común?
La presente y próximas generaciones nos pedirán cuentas y esperan que seamos más responsables, profesionales y humanos para afrontar ahora esta emergencia, por nuestra Familia humana y por nuestro Planeta.
CIDAF-UCM