Varias decenas de fieles musulmanes murieron el 25 de febrero 2024, en un “gran ataque” contra una mezquita en el este de Burkina Faso, cuando el mismo día tuvo lugar otro ataque mortal contra católicos reunidos en una iglesia, según fuentes locales fidedignas.
Estos grupos terroristas (yihadistas) atacan violentamente a otras personas creyentes, arrastrados por su radicalismo ideológico y por su fundamentalismo ciego que no es capaz de aceptar otras formas de vivir su fe, sin ideologías exclusivistas.
Otra fuente local, refiriéndose a la acción como un «ataque de gran magnitud«, explicó que “los terroristas entraron a la ciudad temprano en la mañana. Rodearon la mezquita y dispararon contra los fieles que estaban allí para la primera oración del día, varios de ellos fueron asesinados a tiros, entre ellos un importante líder religioso […] Los elementos del destacamento militar y los Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP, auxiliares civiles del ejército) también fueron blanco de estos guerrilleros que llegaron en gran número«.
El mismo día del ataque a la mezquita, según informó el vicario general de la diócesis de Dori, el padre Jean-Pierre Sawadogo, al menos quince fieles fueron asesinados y dos heridos por presuntos yihadistas durante una misa en una iglesia católica en el norte de Burkina.
La Federación de Asociaciones Islámicas de Burkina denunció en un comunicado de prensa que “individuos sin ley” han llevado a cabo “ataques ciegamente despreciables y cobardes […] que provocaron la muerte de varios fieles, entre ellos el gran imán de la localidad […] A la espera del informe oficial, las informaciones que nos llegan actualmente indican 14 muertos entre nuestros fieles”. En el pasado, mezquitas e imanes ya habían sido objeto de ataques atribuidos a yihadistas. En agosto de 2021, el gran imán de Djibo y presidente de la comunidad musulmana de esta importante ciudad del norte, Souaibou Cissé, fue encontrado muerto tres días después de su secuestro por un grupo de individuos armados que habían interceptado el autobús en el que viajaba.
En ocasiones, estos ataques también han tenido como objetivo iglesias en Burkina, donde también han aumentado los secuestros de clérigos cristianos. En enero de 2021, el cuerpo sin vida de un sacerdote, el padre Rodrigue Sanon, párroco de la parroquia Notre-Dame de Soubaganyedougou, fue encontrado dos días después de su desaparición en un bosque del suroeste de Burkina.
Esta violencia yihadista, como cualquier tipo de violencia, solo podrá ser superada si se identifican y sanean las raíces profundas de todo fundamentalismo, como son: el empobrecimiento de la población, el desempleo, la falta de una educación ética e integral, y los abusos de poder, de recursos y de los derechos humanos. Se requiere una siembra y empoderamiento de buenas semillas y valores humanos, sobre todo a través de una educación global de calidad y de líderes más profesionales y responsables que promocionen un desarrollo sostenible para todos.
No tenemos derecho a quejarnos de la violencia y abusos cuando viendo el fuego devorador del odio, la corrupción y de la indiferencia no ponemos todos nuestros talentos y compromisos al servicio de los demás, eligiendo gobernantes competentes y responsables que se centren en el bien común para una convivencia pacífica.
CIDAF-UCM