La guerra endémica en Kivu y los minerales de sangre

12/03/2024 | Crónicas y reportajes, Editorial

La ocupación de gran parte del Kivu es una de las peores guerras en la República Democrática del Congo (RDC). Durante 30 años los grupos armados han gobernado libremente parte del este del Congo. Pero a pesar de lo extendida que está la guerra, las voces de quienes la denuncian no han sido más fuertes.

Se dice que el país, de 100 millones de habitantes, ha perdido casi 10 millones de sus niños en casi 30 años de guerra. En Ituri, Kivu Norte y Kivu Sur los múltiples disturbios han proporcionado un caldo de cultivo fácil para los grupos armados, que según el exgobernador de Kivu Norte, Julien Paluku, actualmente son casi 200.

Hoy en día, el M23 es el grupo más temido por el gobierno de Kinshasa, más que cualquier otro grupo armado. Este grupo rebelde, apoyado por Ruanda y el ejército ruandés, según varios informes de Naciones Unidas y según Kinshasa y varios países occidentales, entre ellos Estados Unidos y Francia, lucha contra el ejército congoleño, apoyado por grupos de voluntarios (los Wazalendo) integrado por civiles y exmilicianos. Los combates se intensifican y los bombardeos aéreos son decisivos en Kivu Norte.

Félix Tshisekedi, que acaba de comenzar su segundo mandato, ya se enfrenta a una guerra que amenaza a la ciudad de Goma y a sus dos millones de habitantes. Varias bombas cayeron en diferentes lugares de la ciudad más grande de Kivu Norte, lo que demuestra que la guerra está cada vez más cerca. El 17 de febrero, el ejército de la RDC acusó a Ruanda de lanzar «drones y bombas en el aeropuerto de Goma, dirigidos contra aviones militares del ejército congoleño«. Bintou Keita, representante del Secretario General de la ONU en la RDC, informó al Consejo de Seguridad el martes (20 de febrero) de una situación humanitaria «catastrófica» en Goma. Más de 400.000 personas se han refugiado en la ciudad, 65.000 de ellas en las últimas dos semanas, lo que ha provocado un «aumento espectacular de los casos de cólera» debido a la falta de agua potable, higiene y saneamiento adecuado, afirmó Bintou Keita.

Durante el reciente debate en el Consejo de Seguridad de la ONU, Francia afirmó que «se ha cruzado un umbral con el despliegue y la utilización en suelo congoleño de sistemas antiaéreos que no corresponden a las capacidades de un simple grupo armado«. «Las fuerzas ruandesas deben retirarse del territorio congoleño«, afirmó Estados Unidos, calificando de paradójico que Ruanda, que aporta tropas a las operaciones de paz de la ONU, pueda tomar medidas contra una misión. La RDC ha afirmado repetidamente que es Ruanda quien suministra armas y combatientes al M23. «La verdad es que el M23 es ahora un ejército moderno, con un equipamiento pesado más sofisticado que el de la Monusco«, admitió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

Desde entonces, el presidente Félix Tshisekedi ha jurado y declarado abiertamente que «nunca mantendrá conversaciones con el M23«. El presidente congoleño ya dejó claro que para la RDC las conversaciones con Ruanda sólo son posibles «si Kigali retira sus tropas del suelo congoleño”.

“Ruanda tiene miedo al genocidio. Eso es normal. Nosotros también tenemos miedo al genocidio, (que ya sufrimos entre 1996-97). Pero el genocidio (de 1994) fue cometido en Ruanda, por ruandeses, mientras que el siguiente (96-97) fue cometido en Kivu por grupos de Ruanda”.

Me gustaría recordarles que en Ruanda sólo hay dos tribus, si no tres«, dijo Georges Nzongola, representante permanente de la RDC ante la ONU, durante el debate del Consejo de Seguridad. «En el Congo tenemos 450 etnias y vivimos juntos. Ruanda no puede pretender venir al Congo y resolver los problemas étnicos en Ruanda. Los tutsis en el Congo son congoleños. No son ruandeses. Ruanda no tiene derecho a pretender venir y resolver problemas tribales. Nunca lo permitiremos. Quédense en casa, los problemas de los tutsis congoleños serán resueltos en el Congo por los congoleños«.

Más allá de la ideología que algunos propagan, la guerra en el este de la RDC es también económica, ligada a la explotación ilegal de minerales en Kivu e Ituri. Tras el sonido de los disparos se ha desarrollado un negocio. En un Congo rico en minerales, no es raro que individuos de alto rango, escondidos en Kinshasa u otras ciudades, de la región y del norte global, empleen a grupos armados para saquear y hacer fortuna con estas operaciones ilegales.

Varios informes al Consejo de Seguridad de la ONU han establecido un vínculo entre la continuación de la guerra y la explotación y saqueo de los “minerales de sangre”.

La RDC es rica en minerales valiosos como el cobalto y el coltán, muy apreciados por los gigantes tecnológicos del mundo. Plata, cobre, cobalto, oro, coltán y diamantes son sólo algunas de las decenas de metales preciosos extraídos en el país, cuyas reservas subterráneas intactas valen alrededor de 24 billones de dólares, según la ONU.

La RDC es considerada líder mundial en la producción y reservas de minerales necesarios para la transición energética, utilizados en equipos electrónicos y baterías para vehículos eléctricos, así como en la tecnología 5G. Sólo la RDC contiene más del 70 % del coltán del mundo y más del 60 % del cobalto del mundo.

En una economía mundial, donde ante todo cuenta el poder y control de los recursos económicos, a cualquier precio, se margina la dignidad de la persona, los valores humanos y el trabajo común para el desarrollo integral de los demás. Así se deshumaniza la sociedad en cada país y en todo el globo. Cosechamos lo que sembramos.

CIDAF-UCM

Autor

  • Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

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