Una victoria arrolladora para el actual presidente Félix Tshisekedi en las elecciones del 20 y 21 de diciembre en la República Democrática del Congo (RDC) parecía asegurada el jueves 4 de enero por la noche, ya que los resultados parciales se volvieron cada vez más consistentes, dándole oficialmente el 76 % de los votos.
De los 12,5 millones de votos escrutados por la comisión electoral (CENI), Félix Tshisekedi, de 60 años, que aspira a un segundo mandato de cinco años, obtuvo 9,5 millones.
Le siguieron el empresario y exgobernador de Katanga (sureste) Moïse Katumbi (16,5 %) y otro opositor, Martin Fayulu (4,4 %). Los otros veinte candidatos en la papeleta, incluido el premio Nobel de la Paz Denis Mukwege, no lograron alcanzar el 1 %.
Casi 44 millones de votantes, de una población total de alrededor de 100 millones, fueron llamados a las urnas. La CENI no ha fijado cifras de participación, pero los medios de comunicación congoleños ya habían calculado que el presidente en ejercicio ya no podría ser superado por sus oponentes y titularon: «Félix Tshisekedi, reelegido».
«Nunca aceptaremos esta farsa electoral y estos resultados«, fruto de un «fraude organizado y planificado«, declaró Martin Fayulu, mientras la policía impedía una primera manifestación de protesta postelectoral. Además de las elecciones presidenciales, la semana pasada se celebraron elecciones legislativas, provinciales y locales.
Se temen tensiones en un país con una historia política turbulenta y, a menudo, violenta, cuyo subsuelo es inmensamente rico en minerales, pero cuya población es predominantemente pobre.
Además del tenso clima político, la campaña electoral se vio envenenada por la situación de seguridad en el este de la República Democrática del Congo, que ha experimentado un pico de tensión en los últimos dos años con el resurgimiento de la rebelión del M23, apoyada por la vecina Ruanda.
Al comienzo de su primer mandato en 2019, el presidente congoleño, Félix Tshisekedi, prometió hacer de su país «la Alemania de África«. Prometió hacer crecer la economía y crear empleos para la gente, en un país con enormes recursos, pero cuya población vivía en la pobreza. En sus primeros cuatro años en el poder no logró su ambicioso objetivo de transformar un país tan vasto, pero ahora tiene una segunda oportunidad después de haber sido declarado ganador de unas elecciones caóticas. Está previsto que preste juramento para un segundo mandato el 20 de enero. Fue declarado ganador sorpresa de unas disputadas elecciones presidenciales, que algunos, incluida la influyente Iglesia católica, habían cuestionado.
La toma de posesión de Felix Tshisekedi en 2019 inspiró cierta esperanza, ya que fue la primera transición pacífica de poder en el país desde la independencia en 1960. En su ceremonia de juramento declaró a la multitud que quería «construir un Congo fuerte, orientado hacia el desarrollo en paz y seguridad, un Congo para todos en el que todos tengan un lugar«.
Tshisekedi dijo que haría de la lucha contra la pobreza una «gran causa nacional«, reduciría el desempleo y abordaría la corrupción. En su primer mandato, el presidente Tshisekedi introdujo la enseñanza primaria gratuita, aumentando la matriculación en más de cinco millones de estudiantes. Sin embargo, el programa ha sido criticado por la superpoblación de las aulas en algunas zonas, mientras que los profesores siguen estando mal pagados. ¡Eran promesas de campaña!
El presidente también introdujo servicios de salud gratuitos para las madres que dan a luz en centros de salud y hospitales preseleccionados en la capital, Kinshasa, que prometió extender al resto del país si es reelegido.
A pesar de su enorme riqueza mineral y su enorme población, la vida no ha mejorado para la mayoría de la gente, y persisten los conflictos, la corrupción endémica y la mala gobernanza.
En su campaña de reelección realizó algunas de las mismas promesas que hizo hace cinco años, como crear más empleos, hacer la economía más resiliente y abordar la inseguridad que ha asolado el este del país durante tres décadas, lo que ha llevado a la muerte de millones de personas. Los partidarios de Tshisekedi destacan su inversión en escuelas y atención sanitaria.
Gran parte de los recursos naturales del país se encuentran en el este, donde la violencia aún hace estragos, a pesar de los intentos de Tshisekedi de abordar la situación imponiendo un estado de sitio, acuerdos de alto el fuego y trayendo tropas regionales. Entre ellas se encontraba una fuerza de la Comunidad de África Oriental (CAO), a la que se unió la República Democrática del Congo. Gradualmente ha expulsado a todos los ejércitos de la CAO y de la ONU, excepto al M23 y otros grupos bien armados por gobiernos regionales, para hacer personalmente pactos económicos con empresas del Emiratos Árabes, a quienes ha entregado la explotación minera de la RDC para los próximos 25 años. ¿A quién benefician tales contratos?
Los gobiernos regionales y extranjeros que apoyan a Tsisekedi son los más beneficiados de este cruel saqueo de recursos y de mantener al actual presidente de la RDC como el cómplice corrupto mejor situado por ahora para semejante abuso de poder y empobrecimiento de todos los pueblos de la RDC. ¿Cuánto más debe sufrir un pueblo hasta que pueda liberarse de los opresores que empobrecen sus propias naciones?
La respuesta está en “Nosotros los Pueblos”, y en nuestro compromiso por la liberación de toda esclavitud impuesta por gobernantes corruptos y en la promoción de una educación de ciencias y de valores humanos para nuestros jóvenes y sociedades.
Lázaro Bustince
[CIDAF-UCM]