El mensaje del Papa Francisco para la Jornada mundial de la Paz 2024 nos hablaba sobre las tecnologías, como la “inteligencia artificial” (IA), que deben contribuir a la resolución de conflictos y de injusticias y para potenciar un desarrollo responsable de toda la familia humana, así como una mayor protección de la casa común.
“La inmensa expansión de la tecnología, debe ser acompañada, para su desarrollo, por una adecuada formación en la responsabilidad. La libertad y la convivencia pacífica están amenazadas cuando los seres humanos ceden a la tentación del egoísmo, del interés personal, del afán de lucho y de la sed de poder”.
“Las máquinas inteligentes pueden efectuar las tareas que se les asignan cada vez con mayor eficiencia, pero el fin y el significado de sus operaciones continuaran siendo determinadas o habilitadas por seres humanos que tienen un propio universo de valores”.
El desarrollo de la tecnología y de la IA deben respetar y promover la dignidad humana y la fraternidad universal como lo dice en “Laudato Si”. La educación integral debe promover un pensamiento crítico y una capacidad de discernimiento en el uso de datos y contenidos de la Web y de la IA para el desarrollo sostenible y la paz.
Hablamos con frecuencia sobre “lawfare” (guerra jurídica), sobre “software” (programas capacitados para reproducir el lenguaje humano y con capacidad de responder a cualquier pregunta), y hemos llegado a la expresión “inteligencia artificial” (IA) o Inteligencia digital.
El profesor de Ética: Xavier Casanovas afirma:
“El debate no es sobre si lo que dice la IA es verdad o mentira, si se equivoca mucho o poco, sino que ha logrado una verosimilitud total, logrando que la conversación con el chat sea indistinguible de una conversación real […] Pero tengamos siempre presente que la IA, ni sabe por qué sabe lo que sabe, ni entiende lo que dice o responde. Su respuesta busca simular el lenguaje humano. La IA aumenta de forma notable lo que el mundo digital y las redes sociales iniciaron: la posverdad. Las posibilidades de manipulación, de utilización no contrastada de información, de chantaje emocional, nos obligan a una formación ciudadana que tenga criterios de discernimiento y de sentido crítico”.
La verdad ya no es lo importante para los manipuladores y lo que cuenta es la apariencia de verdad o simplemente la sola conveniencia.
Si la IA es injusta, racista, machista y manipuladora, lo será porque nuestra sociedad lo es y lo permite. La tecnología, incluso la digital, no está construyendo un mundo más justo ni soluciona los retos del hambre, desempleo… y la pregunta que nos debemos hacer es: ¿Quién se beneficia de estas tecnologías y de qué manera permiten acumular cada vez más poder en menos manos?
“Hoy podemos simular una conversación por chat con cualquier persona fallecida. La tecnología nos permite huir y no tener que enfrentarnos a aquello que nos de miedo. Queremos ahorrar al humano tener que ser humano”, afirma X.Casanovas.
A lo largo de la historia, hemos vivido periodos de “iluminación” pensando que el conocimiento y la ciencia nos darían la salvación a nuestros retos existenciales. Otros periodos han sido de “fideísmo” esperando que la fe nos llevara a la superación del mal. Hoy, el culto a los datos, la posibilidad de trascender nuestra vida mortal vaciándolos “en la nube” es como otra versión del gnosticismo.
La IA es neutral, y todo depende del uso que le demos. Si la ponemos al servicio del poder de unos pocos, nos puede llevar a nuevas formas de esclavitudes. La vacuna está en nuestro interior, pues tenemos la capacidad crítica de análisis y de discernimiento.
Las nuevas tecnologías, como la IA pueden ser, y lo son ya para algunos, un gran negocio. Debemos ser más inteligentes y humanos para evitar toda manipulación y garantizar que las nuevas tecnologías, y particularmente las digitales, están al servicio de la dignidad humana y del desarrollo sostenible y ecológico de toda la Humanidad.
Os deseamos un feliz y próspero Año nuevo 2024.
CIDAF-UCM