Las lluvias torrenciales y las inundaciones derivadas de las crecidas de los ríos que se suceden desde el comienzo de la estación de lluvias Deyr, que transcurre desde octubre a diciembre, han afectado a más de 278.000 personas en Somalia, resultando cuatro de estas muertas, según ha confirmado la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA).
Atendiendo a la última actualización de las autoridades somalíes, el estado de Hirshabelle, en la región sud-central del país, ha sido el más afectado; en torno a 45.000 personas han tenido que trasladadas a lugares más seguros por los operarios de Naciones Unidas en colaboración con las fuerzas gubernamentales. Estos ciudadanos siguen siendo susceptibles de sufrir futuras inundaciones si las lluvias persisten como se prevé, debido a que muchas de estas zonas refugio están situadas a baja altitud; tanto los responsables operativos de Naciones Unidas como las autoridades de Hirshabelle pronostican nuevas evacuaciones, por lo que están poniendo en marcha protocolos de traslado y reubicación en otros puntos del país.
La OCHA ha informado que tres personas siguen en paradero desconocido en los estados de Baidoa y Galmudug,así como que otras 150 se recuperan de las heridas y lesiones provocadas por las repentinas e intensas lluvias torrenciales que afectaron al distrito de Luuq, en el estado de Jubaland.
Según la agencia de la ONU, los socios humanitarios han puesto en marcha planes de actuación en estrecha colaboración con las autoridades nacionales. En dichas estrategias la atención se centrará en dar prioridad a la ayuda para los más vulnerables en un contexto de acusada carencia de recursos médicos y sanitarios, tanto materiales como humanos, provocado por el incesante conflicto armado entre Mogadiscio y las milicias yihadistas de al-Shabaab.
Fuente: New Vision
[Traducción y edición, Gabriel Castro]
[CIDAF-UCM]
