Después de seis meses de guerra entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en Sudán, el Proyecto de Datos de Ubicación y Eventos de Conflictos Armados (ACLED) estima que, desde su inicio el 15 de abril, se ha provocado la muerte de casi 7.500 personas. Los organismos de Naciones Unidas contabilizan al menos 7,1 millones de desplazados internos.
Antes de que estallara el presente conflicto ya se contabilizaban en el país 3,2 millones de desplazados a causa de una serie de conflictos armados que se abrieron con el golpe de Estado de 2021. Save the Children califica a Sudán como “el país con el mayor número de desplazados internos en la Tierra… incluyendo un estimado de 3,5 [millones] de niños«.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reconoce que la procedencia de casi el 69 % de ellos es del estado de Jartum. En cuanto a la capital, se informa que es el lugar donde se han producido los bombardeos más mortíferos. Solo poco más de un millón ha conseguido encontrar protección en los países vecinos de la República Centroafricana, Chad, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur.
En una declaración conjunta emitida el pasado 13 de septiembre, 50 organizaciones humanitarias y de derechos humanas advirtieron que
«el 42 por ciento de la población de Sudán, ahora enfrentan una inseguridad alimentaria aguda y 6 millones están a un paso de la hambruna. Al menos 498 niños han muerto de hambre. Las clínicas y los médicos han sido atacados en todo el país, dejando fuera de servicio al 80 % de los principales hospitales del país […] Mientras el mundo se centra en Ucrania, es imperativo que la atención política y los recursos se dediquen a garantizar que el pueblo de Sudán esté protegido de todas las formas de violencia masiva».
Fuente: Peoples Dispatch – Pavan Kulkarni – Imágenes: Henry Wilkins (VOA); Pixabay
[Traducción y edición, Pietro Scardovi]
[CIDAF-UCM]
