Poco antes de ser asesinado, en una rueda de prensa, un periodista atrevido preguntó al pastor Martin Luther King, si rezaba por las noches antes de acostarse y si se podía saber cual era su oración. El reverendo King le respondió sin inmutarse: “Yo rezo de esta manera: Señor, Dios de mis padres y mío, Te doy gracias, porque mis antepasados fueron traídos como esclavos al Nuevo Mundo, pues si ellos se hubieran quedado en África, hoy yo no sería lo que soy, ni estaría donde estoy.”
Martin Luther King encaraba el lado positivo de una tristísima realidad: La mayor tragedia que asoló África durante siglos: La trata de los esclavos. Yo ignoro si la sra. Condolezza Rice hace la misma oración a coro con Barack Obama, el candidato demócrata a presidente de los Estados Unidos.
EL CASO DE OBAMA ES DIFERENTE
Sus antepasados no fueron traídos a la fuerza a los Estados Unidos como esclavos. Su padre salió de Kenya poco después de la II Guerra Mundial. Contrajo matrimonio con una señora blanca. En 1962, Barack vino al mundo en la época en que los afro-estadounidenses se movilizaban reclamando sus derechos de ciudadanos, uno de cuyos líderes era el revdo. Martin Luther King. Su padre, nacido en la aldea de Ñangoma – Kogelo, en la ribera del gran lago Victoria, pertenece a la etnia Lúo, justamente la que se opone ahora a seguir sometida al protagonismo de los Kikuyus, que desde la independencia han ocupado el poder. Los Lúo acusan al gobierno de fraudes en las pasadas elecciones presidenciales, lo que ha desatado las violencias sociales, que sufre Kenya desde hace meses.
Cuando Barack viajó en 2006 a su país, para conocer sus raíces. (Recordemos lo importante que es para los descendientes de los esclavos visitar el lugar de origen de sus antepasados. Sólo mencionaré de paso el famoso filme “Raíces” de hace dos décadas, donde Kunta Kinte era el protagonista). Aún encontró viva a su abuela paterna, la anciana Sarah Obama y a un hermano de su padre, el tío Saad. Fue durante este viaje, que al pasar por Somalia se retrató vestido de somalí, como si el día que venga a España se hace una foto de torero. No hay sacar las cosas de quicio. Todos conocemos lo que son capaces de hacer algunos contrincantes durante una campaña electoral para descalificar al candidato adversario.
Obama es el 5º senador de origen africano. Podría llegar a ser el primer Presidente mestizo (“half cast”) de los Estados Unidos de Norteamérica. Él conoce bien las difíciles condiciones de vida de la comunidad negra de los EE UU y en medio de ella, del grupo de los mulatos, con frecuencia rechazado por blancos y negros. Por eso, Obama prioriza los métodos del diálogo, de la integración y no de la confrontación.
Recuerdo que hacia el final de la era colonial en África, el gobierno portugués de Marcelo Gaetano, sucesor de Salazar, por medio de los altos mandos militares, animaba a la tropa a tener hijos con las mujeres africanas de Angola y Mozambique, pensando que los hijos mulatos crearían la “patria morena”. No creo que sea ésta la política de Bush, pero con el tiempo y la llegada masiva de “latinos” – que ya son legión- por un lado y la generosa demografía de los “afro” por otro, puede acontecer, que en un futuro más o menos próximo, nos encontremos en los Estados Unidos con una sociedad compuesta por varios sedimentos: Los pocos aborígenes “indios de las reservas”, los descendientes de emigrantes europeos: británicos, irlandeses, italianos, españoles, etc…, los “latinos” desde México a Argentina y los “afro” descendientes de los esclavos sureños y caribeños.
Sería interesante derribar las murallas, que separan los guetos y acabar con los prejuicios etnocéntricos, llegando a “amasar los cromosomas”. Razón tiene el antropólogo brasileño Josué de Castro al afirmar, que “el hombre del futuro” nacerá en el Brasil, donde se encuentran y mezclan casi todos los pueblos de la tierra. Con la globalización, alcanzaremos más tarde o más temprano, el mestizaje universal, cuando todos los seres humanos, sin fronteras, sean ciudadanos del mundo.
