La querella entre Egipto y los países vecinos de la cuenca del Nilo sobre el reparto de las aguas del río se ha agrandado. El Cairo se opone a cualquier modificación del statu quo que le garantiza un acceso privilegiado. “Nadie podrá atentar contra los derechos históricos de Egipto sobre las aguas del Nilo. Es una cuestión de vida o muerte para nuestro pueblo. Este río es nuestro único recurso hidráulico y cubre el 95% de nuestras necesidades. Por el contrario, otros países ribereños del Nilo poseen recursos hidráulicos y no los explotan”. Así se expresaba Moufid Cháhab, ministro de asuntos jurídicos, a mediados de abril ante la Asamblea, por una vez unida.
¿Su temor? Que 8 países ribereños obtengan una modificación del reglamento de reparto de las aguas. Lo que Egipto llama “derechos históricos” hace referencia a dos acuerdos. El primero fue firmado en 1929 con Gran Bretaña y confiere a El Cairo un derecho de veto sobre los proyectos hidráulicos de los países ribereños. El otro acuerdo liga Egipto y Sudán desde 1959. Otorga a Egipto 55,5 mil millones de metros cúbicos por año y a Sudán 18,5. De este modo, aproximadamente dos tercios del la capacidad del Nilo quedan monopolizados.
Por una revisión de este statu quo
Desde comienzos del siglo 20, los otros 8 países africanos ribereños del Nilo se sublevan contra esta situación. Burundi, RD Congo, Etiopía, Eritrea, Kenia, Ruanda, Tanzania y Uganda, reclaman un reparto más equitativo. Pero las negociaciones con Egipto y Sudán han sido estériles. Las reuniones han sido últimamente tempestuosas. El pasado 14 de abril, las negociaciones se han soldado con un fracaso.
¡Extraño destino el del Nilo! Este río de la era faraónica, “sagrado” para los egipcios, sale del lago Victoria. Se hincha atravesando territorios africanos y adopta el nombre de Nilo Blanco. En Jartum, Sudán, recibe el nombre de Nilo Azul y prosigue su camino hacia Egipto, mientras su volumen va creciendo.
¿Es necesario recordar que sin él Egipto no tendría su delta, sus 4% de tierras agrícolas hundidas en un inmenso desierto y que no podría garantizar las necesidades de agua de sus 80 millones de habitantes? “Egipto es un don del Nilo”, escribía Herodoto.
Penurias de agua frecuentes en Egipto
Egipto considera que cualquier modificación del statu quo significaría un golpe terrible para un país que ya sufre a causa de la penuria de agua. En el Cairo, la población es ya de 17 millones de habitantes y muchos barrios están privados a veces de agua. Lo cual provocó en el verano de 2007 en los barrios desfavorecidos manifestaciones de cólera. Según los especialistas la causa está en la explosión demográfica. Cada 27 segundos nace un egipcio y las infraestructuras no siguen este ritmo y las fábricas de desalinización son demasiado costosas.
Sin embargo, los otros países africanos, olvidados en el reparto del agua del Nilo en el siglo 20, no aceptan su suerte. Han decidido elaborar y firmar un acuerdo-marco el 14 de mayo. Egipto ha decidido hacer frente al desafío. El 19 de abril, en una sesión parlamentaria, el ministro de irrigación, Mohamed Allam, afirmaba: «Egipto adoptará todas las medidas necesarias para defender sus derechos»
Negociar antes de mediados de mayo
La ruptura de relaciones diplomáticas no sería una solución y se ve mal una declaración de guerra de Egipto contra sus vecinos africanos. En un primer momento, Egipto ha sometido a expertos extranjeros en derecho internacional, el dossier de las aguas del Nilo. Éstos están de acuerdo en decir que los acuerdos de 1929 y 1959 no pueden se borrados de un plumazo. Egipto y Sudán se esfuerzan en llevar a la mesa de negociaciones a los 8 países ribereños antes del 14 de mayo, fecha en que esto últimos amenazan con firmar un acuerdo-marco sin tener en cuenta acuerdos precedentes. En caso de fracaso, Egipto podrían llevar el asunto ante el tribunal internacional de la Haya.
Denise AMOUN, au Caire
(La Croix, 27-04-10)
Traducción: Ramón Arozarena.
