Numerosos líderes culturales, técnicos y académicos de la sociedad, así como gran parte de la sociedad civil, nacional e internacional, se muestra cada día más decepcionada e incluso indignada con el abuso de poder, de influencia y de recursos comunes del país para el bienestar y beneficio partidista, en el norte y sur del Planeta.
Semejante despilfarro de recursos económicos y técnicos supone la mayor lacra de las sociedades modernas. Además, ya no sirven para construir comunidad y desarrollo sostenible, sino que dividen las sociedades con su fanatismo, negocio de armas y corrupción, olvidando su principal objetivo de promover el bien común. Muchos economistas piensan que estamos llegando al postcapitalismo. El capitalismo injusto y sus defensores no sirven para construir una sociedad más humana.
Como decía Jeffrey Sachs, economista premio Nobel, “Nuestros políticos y gobernantes, ni saben, ni quieren, ni pueden, afrontar y superar los grandes retos sociales, culturales y económicos que nos presenta la sociedad actual”. Necesitamos la cooperación de todos: académicos, técnicos, estudiantes, hombres y mujeres, trabajadores, agricultores… para poder potenciar juntos un desarrollo sostenible para toda la sociedad. Hoy tenemos los recursos y la tecnología, pero nos falta el compromiso y la cooperación real para afrontar juntos este formidable desafío.
Las estructuras políticas desarrolladas y defendidas, de estilo patriarcal, machista y autoritario, ya no sirven a nuestras sociedades, ni construyen una mejor calidad de desarrollo, de integración y de relaciones sociales. La mitad de los gobiernos en África, y también en el mundo, son gobiernos autoritarios, déspotas y, a veces, dictatoriales, lo cual imposibilita una auténtica democracia, una justa distribución de los recursos y una integración social de toda la ciudadanía para construir juntos el bien común.
Necesitamos renovar los valores éticos, desarrollar nuevos objetivos y nuevas estructuras político-económicas. El creciente movimiento de cooperativas en la UE son el mejor ejemplo de una gestión más ética y de un mayor desarrollo sostenible, y participación social para beneficio de todos los ciudadanos.
Cuando algunos países, como Bélgica, Italia, España o Suiza, se han quedado sin gobierno político para unos meses y años, las instituciones económicas, de salud, educación, servicios sociales, etc., han seguido funcionando con total normalidad sin los gastos de tantos dirigentes políticos.
El viejo sistema de los actuales partidos políticos, además de anacrónico, puede llegar a ser una lacra para la economía y armonía social de un país. Cuando se cuenta con gestores profesionales y responsables en los diferentes departamentos de una sociedad bien estructurada la sociedad puede expresarse y comprometerse a través de sus asociaciones y cooperativas.
CIDAF-UCM