Inseguridad en Mozambique: ¿Por qué 24 países han enviado tropas?, por Lázaro Bustince

27/05/2022 | Bitácora africana

Joseph Hanon, analista mozambiqueño, informa que al menos 24 países han enviado soldados para apoyar a Mozambique en su lucha contra los insurgentes en la provincia norteña de Cabo Delgado. Estamos ante un evento complejo y sorprendente.

El descubrimiento de 7.000 «soldados fantasmas» en las filas de un ejército mal pagado y mal entrenado subraya por qué Mozambique necesita ayuda.

El diario “Carta de Moçambique” descubrió que muchos de los salarios de los soldados falsos se pagaban a altos funcionarios de la defensa, y que hay un número creciente de hijos de exoficiales y políticos que reciben salarios sin haber recibido entrenamiento militar, y mucho menos haber puesto un pie en una unidad militar.

Más de 2.000 soldados ruandeses bien entrenados fueron suficientes para tomar el control en gran parte de los dos distritos costeros, Palma y Mocimboa da Praia, cerca de campos de gas gigantes. A pesar de sus éxitos, la guerra civil de Mozambique continúa.

Las grandes luchas ahora son políticas y económicas: sobre el dinero, las causas de la guerra, quién puede luchar para controlar recursos y si el proyecto del gas puede reanudarse.

Cabo Delgado es la provincia maldita de recursos de Mozambique, con gas, rubíes, grafito, oro y otros recursos naturales.

Han aumentado las protestas de que todas las ganancias vayan a parar a una élite del partido gobernante, Frelimo, y de que se crean pocos puestos locales de trabajo.

cabo_delgado_mozambique_conflicto_nacala_mujer_ninyo_mmuu_cc0-2.jpgLa guerra comenzó en 2017 cuando jóvenes en Mocimboa da Praia atacaron la estación de policía local y el puesto del ejército, capturando armas.

Desde entonces, más de 4.000 personas han sido asesinadas y 800.000 obligadas a abandonar sus hogares. El conflicto ha creado una crisis humanitaria masiva en el norte de Mozambique.

El presidente Filipe Nyusi y Frelimo dicen que se trata de una crisis y un conflicto causados, ante todo, por fuerzas del exterior.

La Unión Europea (UE) y el Banco Mundial (BM) quieren aportar cientos de millones de dólares para intentar parar la guerra, en parte creando empleo y resolviendo los agravios, pero el Frelimo lleva seis meses negándose a consentir esta propuesta de la UE-BM.

Las guerras civiles siempre atraen a nuevos intrusos y ha habido cierta participación del Estado Islámico (EI) y yihadistas de otras guerras, así como financiación de algunos estados de Medio Oriente.

La mayoría de los investigadores mozambiqueños dicen que los problemas locales siguen siendo dominantes. Pero tanto EE. UU. como ISIS quieren que esto no se vea como una guerra civil local, sino como un choque entre dos potencias globales.

En marzo de 2021, Estados Unidos calificó a los insurgentes como “ISIS-Mozambique” (ISIS.M.) y «terroristas globales». Pueblos enteros han sido destruidos en los ataques de insurgentes.

Y el 4 de abril de 2022, EE. UU. nombró a Mozambique como uno de los cinco países bajo la Ley de Fragilidad Global, lo que facilitaría una participación sustancialmente mayor de EE. UU. en Mozambique, y no solamente para contrarrestar al ISIS.M.

Otros dos países han presionado para enviar a sus soldados: Portugal y Sudáfrica. Sudáfrica se ve a sí misma como la potencia regional.

Portugal es la antigua potencia colonial que fue derrotada en la guerra de independencia de 1965-1975 y desde entonces ha estado tratando de recuperar una presencia militar. Ha enviado sus tropas a través de una misión de entrenamiento de la Unión Europea: la mayoría de los soldados son portugueses, pero también han contribuido otros 10 países, incluidos Grecia, España e Italia.

La invasión de tantas tropas, procedentes de países africanos y de otros continentes, sería imposible sin la complicidad de los gobernantes del país: Todos buscan beneficiarse de los recursos naturales, como ocurre en otros países.

Los abundantes yacimientos minerales en tantos países africanos, deben ser un tesoro y un instrumento para potenciar el desarrollo sostenible de los pueblos africanos, pero esto solo será posible en la medida que la sociedad participe activamente en elegir y colaborar con gobernantes competentes y responsables.

Lázaro Bustince Sola

Autor

  • Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

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