Activistas y legisladoras ponen de relieve la criminalización de las jóvenes negras en Estados Unidos

11/04/2016 | Crónicas y reportajes

Las jóvenes negras entran en masa en el sistema judicial y criminal y muchas de ellas lo hacen directamente desde las aulas. Mientras que los ratios de encarcelamiento a escala nacional han disminuido los últimos años, las jóvenes de color son el segmento poblacional que más ha aumentado de entre los presos, quedándose atrapadas en un ciclo de criminalización y castigo desde edades muy tempranas.

Las jóvenes negras tan solo representan el 16 por ciento de las estudiantes pero casi la mayoría de ellas han sido arrestadas al menos una vez. A nivel nacional, suspenden seis veces más que las chicas blancas, de manera más desproporcional que los estudiantes negros, quienes suspenden tres veces más que sus compañeros blancos.

Pero la dureza en la escuela y la entrada rápida al sistema criminal no son los únicos problemas que afectan a las jóvenes negras. También son desproporcionalmente vulnerables a la pobreza extrema, a la violencia doméstica y sexual y no pueden acceder fácilmente al sistema sanitario. Y como en el caso de los jóvenes negros, las mujeres también mueren impunemente a manos de la policía.

En la línea de los asesinatos de Trayvon Martin, Michael Brown y una lista infinita de casos similares en el colectivo masculino de color, ha aparecido un movimiento por la justicia racial que ha hecho que la policía tenga que rendir cuentas por sus malas prácticas, así como ha hecho notar la desigualdad existente en el aparato de justicia criminal de los EEUU. Además, ha puesto de relieve infinitos problemas raciales estructurales que van relacionados desde la educación hasta derechos de vivienda. El problema es que el debate sobre los temas que afectan a la mujer de color –que siempre ha estado en la vanguardia por los derechos del colectivo negro- ha quedado, en muchas ocasiones, eclipsado por otras luchas como la de igualdad de salarios o los derechos reproductivos (luchas que engloban a todas las mujeres pero no específicamente a la discriminación de las mujeres de color).

Recientemente, las mujeres negras están tratando de revertir esta situación. Esta semana es la segunda Semana de la Historia de la Mujer Negra de la historia, y es importante porque, en esta ocasión, tres mujeres congresistas de color formaran parte del Consejo del Congreso para Las Mujeres y las Niñas Negras que será emprendido el próximo mes y que pretende aumentar la conciencia de los problemas de las mujeres negras a la hora de formular las políticas.

“Históricamente, a pesar de que las mujeres negras han sido tanto líderes como sencillas activistas, los temas que nos afectan no han sido abordados desde ningún plano institucional”, comentó Priscilla Ocen en una entrevista. Ocen es profesora de derecho, abogada y conferenciante durante la Semana de la Historia de la Mujer Negra y quiere hacer saber que la invisibilidad de los temas de las mujeres negras es “un reflejo de los patrones históricos del asociacionismo y el activismo”.

El Consejo del Congreso para Las Mujeres y las Niñas Negras, llevado a cabo por las congresistas Bonnie Watson Coleman, Robin Kelly e Yvette D. Clarke, es el primero, después de más de 430 consejos en el Congreso, que busca “hacer de las mujeres y jóvenes negras una prioridad en el debate político”, tal y como anunciaron las representantes en un comunicado.

black-women-BLM-protest.jpgComo ha ocurrido con otras iniciativas legislativas en materia de justicia racial, la creación de este Consejo fue solicitada por una plataforma popular llamada #SheWoke formada por siete mujeres. Este grupo de mujeres de color incluye activistas y académicas, así como la hermana biológica de Sandra Bland (la mujer de 28 años que fue arrestada durante un control policial en Tejas el verano pasado y fue hallada muerta en su celda tres días después).

Los miembros del grupo crearon la plataforma después de que Brian Encinia, el oficial que arrestó sin motivos a Bland, fuera simplemente acusado de perjurio. “Sentimos que debíamos hacer algo”, dijo Nakisha M. Lewis para The Intercept, una de las siete mujeres que integran la plataforma y perteneciente a la Ms. Foundation for Women. “Ella podría haber sido cualquiera de nosotras”.

La actividad en las redes sociales de la plataforma #SheWoke consiste en seguir de cerca la actualidad de casos contra los derechos de las mujeres negras. Por ejemplo, el hashtag de esta semana es #HerDreamDeferred. De esta manera, tratan de llevar los casos al debate público y consiguientemente, al seno del movimiento por la justicia racial. #SayHerName fue el hashtag utilizado tras la muerte de Bland con el objetivo de llamar la atención sobre la creciente lista de mujeres negras que han sido víctimas de la violencia policial.

Black Girls Matter

La Semana de la Historia de la Mujer Negra es una iniciativa del African American Policy Forum (AAPF), una organización que emplea la investigación académica para enriquecer el debate sobre la justicia racial. Muchos grupos relacionados con el tema, como el Planned Parenthood y el End Rape on Campus, son los organizadores de las actividades para esta semana. Todos los eventos que se realizan van dedicados a reflejar el amplio rango de problemas estructurales que sufren las mujeres de color, desde las grandes dificultades de las madres solteras hasta el continuo acoso sexual al que se ven sometidas.

La primera conferencia del lunes de la Semana de la Historia de la Mujer Negra va dedicada a la criminalización de las jóvenes negras. Lo que se expone es que un número desproporcionado de chicas quedan atrapadas en escuelas que son injustas y muy poco tolerantes con ellas. Este fenómeno de injusticia racial solo se debate en el caso de los jóvenes negros y nunca se tienen en cuanta a las estudiantes de color.

La conferencia del lunes se basó básicamente en el reciente artículo de la AAPF que arroja luz sobre las prácticas punitivas de las escuelas y su impacto desproporcionado en las jóvenes negras. “Oímos demasiado sobre chicas astutas, descaradas y desafiantes que necesitan disciplina” dijo Kimberlé Crenshaw, coautora del artículo de la AAPF. “La crisis que encara nuestra juventud es demasiado grave como para olvidarnos de ellas, debemos tenerlas en cuenta”.

Desde siempre, las jóvenes negras han sido víctimas de estereotipos raciales y de género y han sido juzgadas desde por su estilo de pelo hasta por su brillantez académica vista como desafiante. El artículo de la AAPF destaca la historia de una niña de 12 años de Georgia que fue expulsada y acusada de cargos criminales por escribir “hola” en la pared de un vestuario. No es nada raro expulsar del colegio a niñas de 6 años por comportarse mal en clase.

A medida que las jóvenes van creciendo, sus problemas aumentan. Las mujeres negras entran tres veces más a prisión que las mujeres blancas, normalmente por delitos de drogas o contra la propiedad. Como en el caso de las niñas en la escuela, no se tiene en cuenta que estos comportamientos son el resultado de la pobreza, los traumas y abusos que es lo que verdaderamente tendría que ser erradicado.

Crenshaw critica la asunción popular de que “con las chicas todo está bien, hay que centrarse en los chicos”. Ambos colectivos, chicas y chicos, son desproporcionalmente vulnerables. Como denuncia Crenshaw, iniciativas como la del Presidente Obama, “My Brother’s Keeper”, que pretenden ayudar a los jóvenes de color, no existen para las chicas.

“La atención legislativa se pone en los temas concernientes a los hombres y los jóvenes negros, lo que es totalmente apropiado y necesario”, dijo Ocen, también coautora del artículo de la AAPF. “Pero al mismo tiempo, hay una invisibilidad en torno a los temas reales de violencia y criminalización y encarcelación de las mujeres y jóvenes negras”.

Mucho necesita cambiar el aparato judicial y policial tanto para abolir las leyes que permiten expulsar a los niños por “comportamientos inadecuados” como para redefinir las prioridades de la justicia racial en los EEUU, según Crenshaw. “Deberíamos resistir el impulso de castigar o disciplinar a las jóvenes y en lugar de eso, mirar en la raíz del comportamiento”, añadió. “Necesitamos poner la atención a los problemas estructurales y no a los síntomas y ver a las chicas como niñas vulnerables”.

Alice Speri @alicesperi (alice.speri@theintercept.com)

The Intercept

[traducción, Tiziana Parra]

[Fundación Sur]

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