Si parece demasiado bueno para ser verdad …, por José Julio Martín Sacristán

3/04/2013 | Bitácora africana

Hay anécdotas que, cuando a uno se las cuentan, parecen sacadas de películas de picaresca española, pero son ciertas, aunque sea difícil de creer…

Un caso típico es el de Pepe, nombre ficticio pero castizo como nuestro protagonista merece. Pepe es un hombre de mediana edad, con gran experiencia comercial dentro y fuera de España, que cree que se las sabe todas. Al llegar a Nigeria, se aloja en uno de los mejores hoteles pagando 300 euros la noche, y con muy buenas vibraciones en el cuerpo… Aunque ha ido acompañado de alguien que dice tener muchos contactos, sus esfuerzos son infructuosos. Menos mal que al día siguiente de su llegada tiene un golpe de suerte y conoce por casualidad a los empresarios nigerianos que necesitaba para desarrollar su línea de negocio. Tras algunas reuniones en las que les ha hecho regalos para facilitar el negocio, no consigue nada, sólo un montón de buenas intenciones. Al finalizar los días programados en Nigeria, se da cuenta de que se ha gastado todo el dinero que llevaba y no ha conseguido ningún contrato, ni nada sólido con con lo que continuar. A su regreso a España, habla muy mal de Nigeria, ya que ha perdido su tiempo, y su dinero. No le cuenta a nadie que también ha perdido su dignidad al no darse cuenta de que le han engañado como si fuera un principiante …

En el otro lado de la historia, nos encontramos que el tal Pepe, al llegar a Nigeria tan contento y esperando hacer buenos negocios, le cuenta sus expectativas al camarero, al barman, o a la señorita que se fascina oyendo sus historias en spanglish. A la mañana siguiente, en la cafetería del prestigioso hotel, Pepe entabla conversación con un nigeriano. El hecho de tomar el desayuno en el hotel le hace suponer a Pepe que el nigeriano es un huésped del hotel, y esto ya es indicativo de su poder económico. La suerte le sonríe a Pepe en el país de las grandes oportunidades, porque antes de decir a qué se dedica, el nigeriano le cuenta que está buscando un proveedor de X, y curiosamente X es el producto que comercializa nuestro protagonista. No hay que ser un lumbreras para juntar 2 y 2, pero el entusiasmo de Pepe deja K.O. a su sentido común, y la conversación les lleva a planificar grandes proyectos, en los que gobernadores y el gobierno federal entran en juego. Pepe ya está soñando como multiplicar su producción por diez para abastecer todos los pedidos que le van a hacer. El desayuno acaba con un plan de visitas a “personalidades” que van a ayudar a que los contratos se realicen, a un par de abogados para ver las cuestiones legales y otras personas necesarias para que todo vaya a pedir de boca. Justo antes de la despedida, el nigeriano hace mención de que no se olvide llevar algún sobre para agilizar los trámites. Pepe ya había oído de los sobres que agilizan trámites en España… y no se esperaba menos de Nigeria. De hecho, su acompañante ya le avisó de la necesidad de agilizar trámites para conseguir buenos contratos. Así que, poco a poco, va dando un sobre por aquí, otro por allí, y frotándose las manos por lo bien que va todo. Hasta que el dinero se acaba, tiene que regresar a España y no ha conseguido nada sustancial.

Tanto los contactos de su acompañante como los que hizo él mismo en el hotel solo le han ofrecido muchas palabras bonitas, promesas por doquier e invitaciones a cervezas de medio litro. Cuentan las malas lenguas que, algunos en Nigeria, desde el primer día, ya calculan cuánto dinero le pueden sacar al “nuevo” en llegar para hacer negocio. Vamos un plan que parece sacado de la picaresca española.

Pepe ha cometido muchos errores, tales como la ausencia de planificación, estrategia, e inteligencia competitiva sobre los clientes, pero el más gordo es no formarse e informarse previamente.

Original en : África Factor Humano

Autor

Más artículos de webmaster