RSC/RSE acción contra el hambre y déjate de teatro, por José Julio Martín Sacristán

11/09/2012 | Bitácora africana

Se vuelve a hablar de hambre en África (este año las campañas se centran en el Sahel) y se hace, una vez más, acompañada de la coletilla típica del periodismo perezoso: “Causada por la sequía.” Repetir la misma cantinela inmuniza a la población y, por lo tanto, se intenta forzar el gesto solidario aumentando las campañas, que se hacen incesantes. Y así se vuelve a repetir lo de la escasez de lluvias, en lugar de señalar las verdaderas causas de las hambrunas: la abdicación de responsabilidad social por parte de los gobiernos e instituciones sociales y económicas.

Ed Carr ya lo dijo en su blog sobre desarrollo y cambio global en 2011 hablando de la hambruna en Somalia: “Sequía no significa hambruna”. Simple, pero cierto: hay países que sufren sequías (desde el nuestro a Estados Unidos), pero no hambrunas. La tragedia de las hambrunas es causada por la convergencia de tres variables: la atmosférica, la política y la económica, y no necesariamente en este orden de importancia. Los actores principales de la gran obra de teatro llamada “La soberanía alimentaria” son los mercados y los gobiernos. El tiempo es sólo el telón de fondo que esos actores se empeñan en convertir en foco de atención cuando les conviene…

La seguridad alimentaria no depende de asegurar el suministro de alimentos a la población: lo que suele suceder cuando hay hambrunas es que, si bien el alimento está presente no resulta accesible a la población por “razones de mercado”. La soberanía alimentaria consiste en asegurar el acceso y derecho a los alimentos existentes a esa población local. La escasez no puede pues atribuirse a los efectos atmosféricos, sino que depende mayoritariamente del acceso a los mercados locales y regionales, y a la política económica internacional, que es la que permite que el precio de los cereales se fije a kilómetros de distancia del lugar de producción, y no sólo para la cosecha actual, sino para la de años venideros: así, las malas lenguas aseguran que la actual hambruna del Sahel está causada por la sequía que está sufriendo EEUU…

En 2011, Ed Carr demostró que el hambre se detiene en la frontera con Somalia, hecho que no podía explicar con la pluviometría en la mano. Analizando la población a lo largo de las fronteras de Etiopía, Kenia y Somalia y sabiendo que sufrieron las mismas condiciones meteorológicas, que sólo hubiera hambre en el territorio de Somalia da mucho que pensar. Básicamente, su argumento es que los ciudadanos que no tienen un estado funcional que les ayude a planificar en el futuro y les proteja de los golpes de los mercados son víctimas de la hambruna.

Esto no quiere decir que la lluvia no importe, por supuesto que es importante para conseguir buenas cosechas. Lo que no se puede consentir es que este telón de fondo se convierta en la cabeza de turco con la que se expían malas políticas y que nos haga olvidar que hay que exigir un cambio en los gobiernos en lugar de asumir que nada puede hacerse contra el factor ambiental y que la única solución pasa por dar dinero a la ONG de turno.

La sequía sólo representa el empujón final al precipicio hasta el que una mala política económica internacional y los mercados han llevado a una población. Las hambrunas están causadas por ese tipo de decisiones tomadas, al fin y al cabo, por personas. Y si son decisiones humanas las que causan hambre, son decisiones humanas las que pueden calmarla. De nuestro lado tenemos una herramienta muy poderosa, todavía por explotar: la responsabilidad social de las empresas. Como clientes, proveedores, o grupo de interés podemos ser responsables y exigir que las empresas a las que patrocinamos, también lo sean.

Pero me dicen por encima del hombro que nadie quiere saber de responsabilidades porque es más fácil y rápido dar una limosna. ¡Uy!, perdón, un donativo.

Original en : África Factor Humano

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