En los manglares costeros de Ghana, las mujeres han dominado tradicionalmente el cultivo de ostras, una fuente vital de ingresos. Una organización no gubernamental estadounidense, Development Action Association, capacitó a muchas de ellas a través de una formación especializada en el cultivo ecológico de ostras, la conservación de manglares y la recolección selectiva para combatir los efectos negativos del cambio climático. Sin embargo, los recortes de la administración Trump provocaron el cese de los cursos formativos.
La falta de financiación a través de la entidad estadounidense ha obstaculizado el esfuerzo de capacitación de las mujeres, incrementando sus dificultades para mantener su sustento en medio de la crisis económica de Ghana. La pérdida de manglares obliga a las ostricultoras a bucear a mayor profundidad para obtener ostras, arriesgando sus vidas.
Los manglares son cruciales para los ecosistemas acuáticos, ya que proporcionan hábitats para peces y protección costera, y también mejoran la calidad del agua. Se calcula que se ha perdido el 80 % de este hábitat desde el siglo pasado. Si bien la reforestación beneficia al cultivo de las ostras, es una labor ardua, lo que genera demandas de medios de vida alternativos para reducir la dependencia de estos frágiles ecosistemas. Francis Nunoo, profesor de ciencias pesqueras de la Universidad de Ghana, declaró que “si no se toman medidas, la tasa de destrucción siempre será mayor que la de regeneración”.
Fuente: African News
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