En su nueva película “Todo el mundo ama a Touda” que representará a Marruecos en los Oscar, el director Nabil Ayough pinta el retrato de una mujer rebelde que sueña con emanciparse a través de sus cantos de amor y resistencia a toda opresión, venga del propio país o de otros países.
Esta mujer rebelde, de Marruecos como las de tantos otros países africanos, tiene la costumbre de molestar a quienes están en el poder. Durante más de treinta años, el director marroquí ha puesto su cine en conflicto con la situación sociopolítica del reino y ha eliminado tabúes, como las desigualdades sociales, la prostitución, la homosexualidad, para plantar cara y superar a los retos reales de la sociedad.
Desde la Primavera Árabe, esta mujer rebelde y madre soltera se revela a través del arte y de la música para lanzar estos gritos y cantos de amor y resistencia a toda tipo de opresión política, económica y social. Estas mujeres desterradas y marginadas se convierten en pioneras de una nueva sociedad.
La gente de los pueblos africanos, con frecuencia se reunían al atardecer, alrededor del fuego y animados por la cerveza local de plátano, mijo o maíz, contaban historias, cuentos y recuerdos, a veces sobre temas y retos locales y a veces relatando batallas contra los opresores locales y extranjeros, de antes y de ahora.
He visto en muchos pueblos africanos, sobre todo en ambientes patriarcales y tradicionales, como las mujeres valientes, trabajadoras y combativas están sujetas a cierta marginación y hasta opresión en su vida diaria.
La madre de Touda en Marruecos, como Elizabeti de Tapac en Karamoja, Uganda, y tantas otras madres, son analfabetas, pero luchan por su dignidad. Esta experiencia me ha llevado a creer en la gente que lucha. Sin resiliencia, no se adquiere nada.
Creo que es con compromisos fuertes y conjuntos, cuando logramos cambiar las percepciones de la gente y las estructuras. Me atrevo a esperar que la lucha no esté perdida y que, por el contrario, se reabran las conciencias y volvamos a ver a estas y otras muchas mujeres y personas oprimidas que siguen comprometidas por una vida más digna.
Las mayores luchas feministas y de personas oprimidas las llevan a cabo mujeres y hombres, todos juntos, que van tomando conciencia de su potencial y de su responsabilidad. Todo lo que vale de verdad, cuesta su precio
Necesitamos la compasión de las personas que se conmueven y cuidan de sus semejantes en situaciones de urgente necesidad o en momentos entrañables como la Navidad. Pero no podemos quedarnos satisfechos con la limosna que compartimos. Estamos invitados por nuestra fe auténtica y nuestra humanidad a ir más lejos y a trabajar juntos para construir una sociedad más justa, inclusiva, ética y ecológica, donde todas las personas puedan vivir dignamente.
Los grupos fundamentalistas y radicalizados son un gran obstáculo hoy día en la promoción de una convivencia pacífica. Luchar para elegir mejores gestores de los recursos humanos y naturales disponibles siempre nos va a costar caro, aun trabajando todos juntos, pues los opresores buscan sus intereses.
Solo considerando las personas y su bienestar como el primer y fundamental objetivo de nuestro compromiso democrático lograremos transformar nuestra economía capitalista en una economía al servicio del bien común.
Desde CIDAF-UCM os deseamos un año 2025, lleno de compromiso conjunto para humanizar nuestra vida y convivencia social.
CIDAF-UCM