6,9 millones de muertos en RDC: necesidad de un Tribunal penal internacional

29/03/2010 | Opinión

La página de la guerra en RDC todavía no ha sido pasada. Es la hora del balance macabro. Mejor, prosigue el recuento cruel que va desde 2,5 millones de muertos a 5,4. Pero el periódico americano New York Times, bajo la pluma de Nicholas D. Kristol, acaba de subir la cuenta a la cifra de 6,9 millones de muertos. Exactamente lo que hace falta ahora para poner en pie un Tribunal penal internacional para la RDC; no sea que la guerra que prosigue a fuego lento eleve la cuenta a 10 millones.

“Sin un fuerte liderazgo, los combates proseguirán indefinidamente en el Congo. ¿Si no actuáramos ahora, cuándo lo haremos? ¿Cuándo se hayan alcanzado los 10 millones de muertos?”. Este alegato conmovedor del Doctor Mukwege, responsable del hospital de Panzi, cerca de Bukavu, en el Kivu-sur, recogido por el periodista de New York Times, Nicholas D. Kristol.

También él se ha interesado por el cruel cómputo de víctimas del Congo en su artículo titulado: “Masacres en RD Congo…, y sin embargo lo sabíamos”. Aluce al holocausto judío que causó 6 millones de víctimas. Durante todo este tiempo en que se cometía este crimen contra la humanidad, jefes de Estado, periodistas, religiosos, ciudadanos de a pié cerraron los ojos.

La historia se está repitiendo en RDC. “Sin embargo, la guerra en el este del Congo no solamente ha durado más tiempo que el Holocausto, sino que es más mortífera, con un balance estimado en 6,9 millones de muertos. ¿Y qué hacemos?”, se pregunta.

Este reciente artículo apoya el informe de Rescue Committee, IRC, que ya avanzaba la cifra de 5,4 millones de muertos; cifra reconocida por la Sra. Hillary Clinton. Por el contrario, dos investigadores canadienses, de la Universidad Simon Fraser, Columbia-Británica, había indicado que este informe era exagerado. Había de dividir por este número para tener una exacta idea de los muertos en RDC. Un estudio que había suscitado varias interrogantes sobre las motivaciones profundas de estos dos investigadores. ¿Buscaban minimizar o banalizar los muertos en RDC? El New York Times que se ha lanzado a la batalla de estas cifras crueles, acaba de reavivar el debate. Estima que los muertos son 6,9 millones.

TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL

Sean 2,5 millones o 6,9 los muertos, se trata de una verdadera tragedia, de un alto crimen contra la humanidad. Ningún congoleño puede callarse ante este drama. Ningún dirigente de cualquier país del mundo puede cerrar los ojos ante un asesinato tan espantoso.

La Sra. Clinton no pudo contenerse tras haber visto el horror en Goma. Justificó sus razones para la creación de un Tribunal penal internacional para la RDC: “Las mujeres y las muchachas especialmente son víctimas de sevicias de una amplitud inimaginable, porque la violencia sexual se ha convertido en una táctica de guerra y ha alcanzado proporciones epidémicas”, se indignó.

Caritas Internacional abunda en el mismo sentido para estigmatizar la terrible tragedia que viven las poblaciones del este de la RDC: “La guerra ha causado más de 5 millones de muertos y cada día 1.200 personas mueren como consecuencia de estos conflictos. Cada mes, 40.000 personas se añaden al número de desplazados. Actualmente, se cuentan entre un millón y dos millones los desplazados y un millón de refugiados. Las violaciones sistemáticas y la esclavitud sexual en las zonas de conflicto han contribuido al aumento del número de víctimas del SIDA”, según esta organización caritativa.

Pero, leamos más bien este extracto del conmovedor reportaje de Nicholas D. Kristol del New York Times: “Jeanne y las otras chicas estaban regularmente atadas, los brazos en cruz y violadas por varios milicianos. Quedó pronto embarazada. Las violaciones no cesaron. El feto sobrevivió a pesar de todo, pero Jeanne todavía no estaba demasiado desarrollada para un parto. Uno de los prisioneros, médico, al ver que la muchacha iba a morir de parto, le abrió el vientre sin anestesia y con un cuchillo usado; sacó un bebé muerto. Jeanne, agonizante, fue abandonada en una cuneta al borde de la carretera. Allá fue encontrada y llevada a Bukavu”. “Estaba totalmente destruida en su interior”, cuenta el Doctor Mukwege, de 54 años, responsable del hospital de Panza. (…) Operó a Jeanne antes de que pudiera ir a su aldea”. “Me había dicho que evitara los hombres durante tres meses”, recuerda Jeanne. Tres días después de su llegada a la aldea, regresaron los milicianos y la violaron de nuevo. Las heridas se reabrieron. El doctor Mukwege la operó de nuevo, pero quedaban tan poco tejidos sanos, que no está nada seguro de que pueda un día albergar un feto. “A veces me pregunto qué es lo que yo hago aquí”, suelta el doctor, “No hay solución médica. Lo que es necesario, explica, ya no es la ayuda humanitaria, es un esfuerzo internacional mucho más vigoroso para poner fin a la guerra”.

“Ello quiere decir presionar al vecino ruandés…, al presidente congoleño Joseph Kabila… Que los EEUU se impliquen para que se hagan esfuerzos sobre el control del comercio de los minerales. Para que los señores de la guerra dejen de servirse del coltan, del zinc o del oro para comprar armas…”
Sí. Este esfuerzo internacional que los EEUU están apoyando debe, ahora más que nunca, traducirse en la puesta en pie de un tribunal penal internacional para la RDC. Para que estos millones de muertos no hayan muerto por nada. Sin embargo, se sigue masacrando en el Congo; todo el mundo lo sabe, pero nadie reacciona.

(Le Potentiel, RDC, 26/03/2010)

Traducción de Ramón Arozarena.

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