55 años de relaciones etíopes-keniatas

2/07/2019 | Opinión

kenya_etiopia_mapa-26682.jpg El pasado 26 de junio se celebró el 55º aniversario de las relaciones diplomáticas entre Kenia y Etiopía. Revisando tantos años de relaciones diplomáticas en múltiples niveles, se revelan estrechos hilos de éxitos. A pesar de que las relaciones diplomáticas entre ambos países datan desde hace décadas, nuestras relaciones históricas empezaron mucho antes y datan de tiempos inmemoriales.

Cronológicamente, la sustancia que une a los dos estados hermanos nació de una reunión en Londres en la década de 1930. Más concretamente, fue cuando dos hombres de igual pasión, el Emperador de Etiopía y el Padre Fundador de Kenia, se conocieron por primera vez. El Emperador estaba exiliado y Jomo Kenyatta estudiaba en el Quaker College de la capital inglesa.

La amistad que entablaron impulsó una visión binaria de sus países, ayudándoles a forjar una asociación simbiótica que culminó con el establecimiento de relaciones diplomáticas entre sus países. Eran amigos tan cercanos que la localización física de la embajada etíope en Nairobi es una prueba de ello.

Dentro del prisma de la diplomacia, las relaciones entre Etiopía y Kenia pueden ser analíticamente divididas en dos partes casi iguales: preindependencia y postindependencia. Ciertos momentos del primer período son especialmente relevantes.

Por un lado, el fracaso de los esfuerzos coloniales de Italia en Etiopía y las trabas al gobierno colonial británico en Kenia se atribuyen en cierta parte al apoyo otorgado por cada una de las tropas del otro. Por otro lado, en la segunda mitad, ambos países continuaron registrando los índices de mayor crecimiento de los países del Cuerno de África. Estos acontecimientos han traído enormes ganancias para los dos estados. Las económicas son evidentes.

Mirando hacia atrás, a lo largo de los años hemos avanzado y registrado un crecimiento en varios frentes de nuestra asociación. Aun así, hay oportunidades que nos dan esperanza. Algunas de estas oportunidades todavía se están incubando, otras han florecido y creo que la mayoría aún están por llegar.

Durante los últimos 55 años, puedo dibujar una dicotomía de oportunidades comunes y desafíos similares. En ambos casos, Etiopía y Kenia están en el mismo equipo. En cuanto a oportunidades comunes, la última década ha sido testigo de la actualización de un gran número de proyectos infraestructurales. Ya sea de forma unilateral o bilateral, los proyectos beneficiarán al conjunto de los dos países.

Bilateralmente, a pesar de que el Proyecto Lapsset fue diseñado en 1972, no ha sido hasta 2012 cuando los líderes de Etiopía, Kenia y Sudán del Sur han colocado la primera piedra en Lamu. Cuando esté completo mejorará significativamente la conectividad, contribuirá al desarrollo de infraestructura e impulsará los niveles de comercio bilateral.

Lo anterior no ha pasado desapercibido al nivel continental. Durante la Asamblea General de la Unión Africana de 2015, líderes africanos respaldaron el Proyecto Lapsset bajo la Iniciativa del Campeonato Presidencial de Infraestructura de la UA (PICI). Cabe destacar que cualquier respaldo de PICI se traduce en una señal de aprobación con respecto al proyecto siendo importante para la aspiración de integración regional del continente.

Esfuerzos para ahondar en la integración transfronteriza de las economías, bancos y mercados comerciales están tomando fuerza. En poco tiempo, bancos kenianos como Equite y Kenya Commercial Bank tendrán presencia en Etiopía. Siguiendo esta proyección, hombres de negocio de ambos países han intercambiado visitas, con la esperanza de actualizar la liberalización de nuestros mercados. La creación de una segunda línea de Ethiopia Airlines hacia Mombasa cumplirá directamente con lo anterior.

En cuanto a los retos, Etiopía y Kenia se enfrentan a similares inseguridades humanas. Entre ellas destacan la pobreza y la inseguridad alimentaria. La solución keniata, tal como se resume en la conocida como “Big Four Agenda” (basada en cuatro pilares a los que dirigir sus esfuerzos), es similar a la estrategia de Etiopía. Para ambos países, estos desafíos han saturado a menudo los planes de desarrollo. En retrospectiva, han servido para acercarnos.

Una evaluación calmada de estas amenazas requiere que mejoremos y desarrollemos estrategias comunes; contra la pobreza o el hambre, y que continuemos fortaleciendo nuestras relaciones para encontrar soluciones. Las amenazas no responden a fronteras, ya sean legales o éticas. Para Etiopía, nuestra política exterior presta atención a países de la región que nos preocupan específicamente, en base a la creencia de que la prosperidad y estabilidad de nuestros vecinos son también las nuestras.

Mirando al futuro, deberíamos seguir evolucionando, innovando y y refinando nuestra alianza. Juntos, contribuiremos a la mejora de nuestros países. ¡Feliz 55º aniversario!

Meles Alem

Fuente: The Star

[Traducción y edición, Ángela Martínez Pradas]

[Fundación Sur]

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