50 años después

19/04/2017 | Opinión


50 años después, debemos enfrentarnos de nuevo a la beligerancia estadounidense

La américa negra necesita un movimiento pacífico para enfrentarse al militarismo y las estructuras globales de supremacía blanca. “Estamos pidiendo una nueva alianza para ayudar a reactivar el movimiento negro contra la guerra y por la paz en la comunidad como componente esencial de un movimiento más amplio de rechazo a la guerra”, dice el activista por los derechos humanos y expresidente del partido verde Ajamu Baraka.

mlk_speech_1-2.jpgHace 50 años, el 4 de abril de 1967, el Martin Luther King reconectó con la tradición negra sumando su voz a la de la oposición contra la máquina de guerra que Estados Unidos había desatado contra el pueblo de Vietnam. Para el Luther King, guardar silencio sobre la guerra de Vietnam hubiera sido una contradicción moral inconcebible. Aseguró que era hipócrita abanderar la no violencia como principio de vida y permanecer callado mientras el gobierno estadounidense se involucraba en una espiral de violencia genocida contra un pueblo cuyo único crimen era creer que podían escapar de las garras del colonialismo, primero francés, y luego estadounidense.

“Mientras caminaba entro los jóvenes desesperados, rechazados y furioso, les dije que los cócteles molotov y los rifles no resolverían sus problemas”, dijo el Luther King. “He tratado de brindarles mi más profunda compasión, manteniendo mi convicción de que el cambio social es más significativo cuando se consigue mediante la no violencia. Pero ellos me preguntaron, con razón, ¿y qué pasa con Vietnam”? Me preguntaron si acaso nuestra propia nación no estaba recurriendo a la violencia desmedida para resolver sus problemas, para conseguir los cambios que desea. Sus palabras me resultaron muy familiares. Comprendí que no podía seguir alzando mi voz contra la violencia de los oprimidos en los guetos sin haberlo hecho primero y claramente contra el mayor proveedor de violencia del mundo actual: mi propio gobierno”.

En su discurso en la Iglesia de Riverside, King no sólo criticó la actuación estadounidense en Vietnam, sino que identificó las patologías culturales enraizadas en la sociedad estadounidense. “Estoy convencido de que, si queremos estar en el lado correcto de la revolución mundial, debemos experimentar primero una revolución radical en nuestros valores como comunidad”, dijo King. “Debemos empezar rápidamente la transición de una sociedad preocupada por las cosas hacia una sociedad preocupada por las personas o los trillizos del racismo, el materialismo extremo y el militarismo nunca serán derrotados”.

50 años después, ¿Qué persona racional puede negar con argumentos veraces que Estados Unidos sigue siendo el mayor creador de violencia del planeta?

En 1967 fueron muchos los factores que presionaron moral y políticamente a King para unirse al movimiento antiguerra y antiimperilista. Un movimiento que, en muchos aspectos, nació con las luchas prodemocracia y por la justicia social encabezados por los activistas negros que empezaban a organizase en el sur. Muchos jóvenes activistas blancos, que se oponían a la guerra y fundaron organizaciones como Estudiantes por una Sociedad Democrática (SDS), sacaron las garras como activistas por primera vez al lado de los activistas negros del sur. Desde el Comité Coordinador No Violento de Estudiantes y el Movimiento de Acción Revolucionario (RAM) hasta el partido de los Panteras Negras, la vanguardia del movimiento de liberación negra se posicionó rápido y con decisión en contra de la guerra de Vietnam.

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Después de casi tres décadas de condicionamiento promilitar por aparte tanto de los partidos corporativistas como de los medios corporativistas, unido a una profunda desensibilización cultural, fruto de casi dos décadas de guerra constante, la oposición al militarismo y a la guerra es insignificante entre la población en general. El público negro no ha sido inmune a estos cambios políticos y culturales. Con el ascenso al poder del presidente corporativista Barack Obama, durante cuyo mandato los Estados Unidos continuaron su tendencia militarista, y de hecho aumentaron su agresividad en algunas partes del mundo, particularmente en el Medio Oriente, hubo un cambio claro hacia la derecha en la conciencia del público negro y un sentimiento antiguerra significativamente más débil.

Políticamente, el resultado ha sido desastroso para la comunidad estadounidense y para el movimiento antimilitarista. La beligerancia bipartidista de las últimas dos décadas se ha encontrado con muy poca oposición, y la tradicional postura antimilitarista de la población negra casi se ha extinguido.

Pero, igual que hace 50 años, estamos viendo crecer la oposición a la guerra, a la violencia y al militarismo entre nuestros jóvenes. E, igual que hace50 años, estamos viendo jóvenes voces negras haciendo las conexiones entre la oposición a la violencia doméstica estatal y la necesidad moral de oponerse a la maquinaria de guerra estadounidense que se refleja en las declaraciones de movimientos como Black Lives, BYP 100 o Black Lives Matter. Esta postura es respaldada por Black Left Unity Network, the Black is Back Coalition y otras organizaciones negras. Lo que se necesita en este momento histórico es llenar de energía estas corrientes y que las mismas busquen enfoques más estratégicos.

Lo que Alianza Negra por la Paz (BAP) necesita

anti-war-protest-in-harlem-1967.jpgBAP debe ser un proyecto centrado en la defensa de los derechos humanos y contra la guerra, la represión y el imperialismo. Así que, queremos pedir una nueva alianza para ayudar a insuflar nueva vida a los movimientos contra la guerra y por la paz en la comunidad negra. El giro hacia Asia, la rotación de las tropas de la OTAN en las fronteras de Rusia, la desestabilización del Comando Africano de los Estados Unidos (AFRICOM ), el apoyo continuo al apartheid de Israel, las ejecuciones policiales y su impunidad en Estados Unidos y los encarcelamientos masivos son entendidos como parte de una estructura opresiva y desesperada de la supremacía blanca global.

Luther King también hizo una llamada a la nación para que comprendiera el vínculo entre las necesidades económicas insatisfechas de la mayoría de la población y las consecuencias de un capitalismo racial implacable y la decisión de la clase dominante de dirigir fondos públicos hacia el militarismo. Su llamamiento a una campaña por los más pobres de la sociedad encaminó su andadura hacia su posición antiguerra, pues ambos son inseparables de la defensa de los derechos humanos.

El militarismo tiene un impacto directo en los trabajadores y los pobres. Incluso el presidente republicano Dwight Eisenhower entendió esto cuando publicó lo que la derecha estadounidense actual consideraría una “declaración radical”:

“Cada arma de fuego que se fabrica, cada buque de guerra en el mar, cada cohete disparado significa al final de día robar a los que tienen hambre y no pueden comer, robar a los que tienen frío y no están vestidos. Esto mundo en guerra no se financia sólo con dinero, también exprime y malgasta el sudor de la frente de sus trabajadores, el ingenio de sus científicos y las esperanzas de sus hijos”. Dijo Eisenhower

Tiene que existir una alternativa al neoliberalismo de los demócratas y al populismo nacionalista de Trump.

Necesitamos un movimiento independiente para abordar tanto las necesidades económicas de los pobres como de los trabajadores y los ataques, cada vez más frecuentes, contra la comunidad negra, los inmigrantes, las mujeres, los sindicatos, la comunidad LGBTQ, los refugiados, los musulmanes, los minusválidos, los jóvenes, los ancianos, la Madre Tierra. Contra todos nosotros.

Necesitamos un nuevo movimiento para poner fin a las guerras contra los negros y las personas de todo el mundo. El BAP es un paso significativo para ayudar a reactivar el movimiento antiguerra, antiimperialista y antirepresión en Estados Unidos. En este 50 aniversario, nos dedicamos a construir un movimiento por la justicia social que rechace las consecuencias deshumizantes que la guerra tiene en todos los implicados.

 

Ajamu Baraka

 

Fuente: Pambazuka News

[Traducción y edición, Sarai de la Mata]

[Fundación Sur]


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Autores

  • Ajamu Baraka

    * Ajamu Baraka fue el candidato de 2016 para la vicepresidencia en el Partido Verde. Es editor y columnista colaborador del Black Agenda Report y columnista colaborador de la revista Counterpunch. Sus últimas publicaciones incluyen contribuciones a Killing Trayvons: Una Antología de la Violencia Americana (Counterpunch Books, 2014), Imagine: Living in a Socialist USA (HarperCollins, 2014) y No Reclamar Victorias Fáciles: El Legado de Amilcar Cabral (CODESRIA, 2013).

    Puede ser contactado en www.AjamuBaraka.com

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