Zimbabue ha lanzado hoy lunes, 28 de noviembre, su nueva moneda para remediar la aguda escasez de liquidez de su economía, a pesar de los fuertes recelos de una población todavía traumatizada por la hiperinflación de la década de 2000.
Muy esperados desde hace semanas, los primeros «billets d’obligation”, según la denominación oficial, de 2 y 5 dólares respectivamente, e impresos por el banco central han aparecido hoy en las calles de la capital, Harare.
«Hemos empezamos a recibir los primeros pagos con esta moneda con una tasa de paridad con el dólar de EE.UU.», relataba, a la AFP, el cobrador de un aparcamiento municipal.
Conducida con mano de hierro desde 1980 por Robert Mugabe, Zimbabue vive sumida en una grave crisis económica. Casi tres cuartas partes de sus 16 millones de habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza y el 90% de la población activa no tiene un empleo formal.
El gobierno de Harare adoptó el dólar estadounidense y el rand de Sudáfrica en 2009, después de una subida vertiginosa de los precios que hizo perder todo su valor al dólar de Zimbabuense. Pero ahora la falta de dólares hizo poner en marcha, en septiembre, sus «billets d’obligation», una nueva moneda que no tiene nombre.
Según el gobernador del Banco Central, John Mangudya, se emitirá el equivalente a 75 millones de USD en forma de «billets d’obligation” de aquí a final de año. Los ciudadanos podrán retirar un máximo de 50 dólares por día y 150 por semana.
A pesar de una extensa campaña de información oficial, el lanzamiento de la nueva moneda causó pánico en la población en las últimas semanas.
Para prevenir el retorno de la hiperinflación, los zimbabuenses han acudido, durante semanas, a retirar dólares de Estados Unidos.
En estos días, los automovilistas también se han apresurado a las estaciones de servicio por miedo a la escasez de combustible.
Bajo presión y forzados, todo el mundo ha comenzado hoy lunes a utilizar los nuevos billetes, pero ya se temen que su prometida, por las autoridades, paridad con el dólar estadounidense vaya a fracasar.
«Nos dan “billets d’obligation” porque no nos pueden dar dinero real», se queja Chitongo Lovemore, un vendedor de zapatos. «Pero no hay ninguna posibilidad de que esta moneda sigua siendo equivalente al dólar. Sólo el mercado determinará el tipo de cambio», explica antes de reconocer que exigió 25 dólares de la nueva moneda por un par de zapatos, frente a sólo 20 dólares en billetes verdes reales.
«Para las personas que hacen negocios con el exterior, presenta muchos riesgos, pero aún es demasiado pronto para quejarse», afirma Timothy Salimu, un ex banquero. «Pero no tenemos elección. Estamos entre la espada y la pared», continuó, fatalista.
Durante semanas, las críticas proceden de todas las direcciones contra la decisión del gobierno. «El gobierno ha sido muy arrogante calificando de traidores a aquellos que se oponen a la sustitución de la moneda», denunció el diario independiente The Standard, este fin de semana, en su editorial «una moneda no puede ser aceptada a menos que inspire confianza en los mercados».
«El gobierno trata los síntomas sin abordar la raíz del problema», lamentó, Antony Hawkins, un economista de la Universidad de Zimbabue. «El problema es que no recuperaremos divisas suficientes, y los “billets d’obligation” no van a cambiar nada», añadió. «Hay un dicho en economía que dice: la mala moneda desplaza a la buena. Eso es exactamente lo que sucederá», predijo el señor Hawkins.
forbesafrique.com
Fundación Sur
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