Aunque muchos reconocen su cara por haber sido una modelo internacional de lo más cotizada, Waris Dirie, tiene una meta mucho más admirable que la belleza de la que le ha dotado la naturaleza, desde 1994 es embajadora especial de la ONU en la lucha contra la mutilación genital femenina y ha creado su propia fundación para combatir las torturas de la ablación en el mundo. Una lucha que aunque ha hecho personal (a los cinco años su madre le condujo a la oscuridad del desierto somalí de donde proviene donde dejó que una vieja le extirpara el clítoris con una hoja de afeitar y sin anestesia) quiere que sirva para que “todas las víctimas de esta práctica brutal sean tratadas con humanidad y sensibilidad”, dice. Ahora acaba de publicar “Niñas del desierto” (Editorial Maeva), un libro en el que descubre que la ablación no sólo se sigue haciendo en países africanos sino que las inmigrantes llegadas a Europa todavía siguen padeciendo este sangriento ritual. En la actualidad cerca de medio millón de mujeres corren el riesgo de sufrirla en nuestro continente.

– “Niñas del desierto” demuestra que la ablación lejos de estar retrocediendo va en aumento.

Por desgracia es una práctica que se extiende cada vez más y en muchos países, sin embargo sobre este tema existen informaciones fragmentarias. Según la Organización Mundial de la Salud y la ONU 150 millones de mujeres y de niñas han sido víctimas de ablaciones hasta la fecha pero es probable que la cifra real sea mucho mayor porque hay docenas de países reconocidos como “manchas ciegas”: simplemente se ignora si allí hay víctimas y cuántas. Entre las víctimas se encuentran bebés de siete u ocho días, niñas adolescentes y hasta mujeres de treinta años.

– ¿Y Europa no escapa a ello?

Las mujeres mutiladas han de enfrentarse a un problema adicional: al hecho de vivir en dos mundos, en el mundo africano de sus padres y en el mundo europeo en el que han nacido y crecido. Por desgracia la mutilación genital es algo normal en mi país. No conocen otra cosa y todas tiene por ello graves problemas a nivel físico, psicológico y sexual, pero todas ellas luchan contra esas mismas consecuencias. Las mujeres que crecen en Europa perciben que son diferentes y eso es una carga muy pesada: no pueden confiarse a nadie, porque si lo hacen desacreditan a su familia y su cultura. El hecho de que la mutilación genital trasciende las fronteras nacionales de los países de origen y afecta por ello a mujeres y niñas en Europa es un secreto a voces en las comunidades africanas. Las cifras hablan de cerca de 70.000 en Francia, 80.000 en Gran Bretaña o 35.000 en Italia. Y hay muchas mujeres africanas, asiáticas y árabes que carecen de documentación y no aparecen en las estadísticas.

– ¿Y cómo es posible que se siga practicando con tanta impunidad?

Porque no hay denuncias y porque como demuestran encuestas como la realizada entre mujeres y hombres inmigrantes africanos en Austria el 30,5 por ciento de los encuestados someten a sus hijas a la ablación. Más de las tres cuartas partes lo hacen por respeto a la tradición, y casi la mitad cree que es buena para la moral de las mujeres y una cuarta parte piensa que las mujeres consiguen por ello un mayor control de su sexualidad. La gente cree que una niña que no ha sido circundada jamás encontrará marido, y eso en opinión de una madre africana, es lo peor que puede pasarle a una mujer. La mayoría de los que deciden la mutilación de sus hijas viajan a Africa por este motivo, pero el 11,5% de las intervenciones se practican en Europa, el 1,9 de las mismas en Austria y el 9,6 en Alemania u Holanda. Es decir que sólo en Austria viven 8.000 mujeres mutiladas.

– ¿Y crees que esto también sucede porque los europeos miramos a otro lado y no hacemos nada por ayudarlas?

Se nos señala con el dedo y se califica a nuestras sociedades de bárbaras y retrasadas, y mientras tanto no se repara en la falta de humanidad con que se nos trata aquí en Europa donde según nuestros datos sólo un 3% de las africanas encuestadas tienen empleos que corresponden a sus aptitudes. En Viena por ejemplo todas denuncian que sufren discriminación por el color de su piel, su origen y sexo porque la percepción que los europeos tienen de las mujeres africanas es estereotipada, sexista y racista. Así pasa que las mujeres inmigrantes en muchos casos no defienden la ablación por convicción, sino porque dependen económicamente de sus maridos y procuran satisfacerlos sexualmente.

Creo que si la sociedad europea se propone seriamente hacer algo contra la mutilación tiene que dar una oportunidad a estas mujeres. Mientras que no tengan posibilidades de integrarse socialmente se aferrarán a aquello que han traído de su tierra.

– ¿Eso significa que tú también te encuentras luchando contra personas de tu propia cultura?

Así es. Desde que lucho contra la ablación me veo una y otra vez confrontada con el reproche de que me opongo a mi propia cultura. Pero la mutilación genital no es cultura sino una violación de la dignidad del ser humano perpetrada en el mundo entero y que afecta universalmente a todas las mujeres. No estamos hablando sobre danzas, comida o folclore, sino sobre tortura. Es un crimen contra niñas pequeñas. Una niña es mutilada cada 17 segundos. Se trata de un problema concreto que exige una respuesta concreta: ¡un claro e inequívoco ‘no’ por parte de todos en el mundo!.

– ¿Cómo es realmente la situación general de las solicitantes de asilo en los países europeos?

En toda Europa la mutilación genital no es reconocida de manera automática como motivo de asilo en ningún sitio y yo me pregunto ¡cómo es posible que la extirpación de los genitales a una mujer no pueda tener menos importancia que la tortura!. En Europa se concede asilo a cualquier persona que sea víctima de torturas por motivos políticos y demuestre la veracidad de sus afirmaciones. Sin embargo, si una mujer es torturada en su país de origen no se le considera un ser humano.

– ¿Qué responsabilidad tienen en ello los propios hombres africanos?

A través de mis conferencias por todo el mundo me he dado cuenta de que muchos hombres con los que he coincidido sabían poco o nada sobre el asunto porque nunca se habían interesado por ello. Entendían que preservar las tradiciones y cumplir con los preceptos religiosos era su deber. Lo que eso significara en detalle que el tema de la ablación no les preocupaba en absoluto. Pero yo estoy segura de que si queremos erradicar para siempre la mutilación genital necesitamos su apoyo.

– ¿La falta de comunicación entre hombres y mujeres es también parte del problema?

Para los hombres les está prohibido hablar de cosas de mujeres, incluso de hermanas porque se considera una falta de respeto. En la mayoría de las culturas africanas se cree que quien rompe las reglas estará perseguido por la desgracia durante el resto de su vida.

– Ante lo que dices parece que tienes aún un largo camino que recorrer para lograr erradicar e problema.

Si así es pero creo que si este libro es el primer paso para lograrlo, soy la persona más feliz del mundo.

¿Qué es la mutilación genital femenina (MGF)?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la extirpación total o parcial de los genitales externos femeninos o las agresiones a los órganos genitales de las mujeres por razones culturales, religiosas u otras con finalidad no terapéutica. Está dividida en cuatro tipos:

Supresión del prepucio o capuchón del clítoris y de la parte externa o la totalidad del órgano.

Supresión del clítoris con la extirpación total o parcial de los labios menores.

Supresión de parte o de todos los órganos genitales y posterior sutura de la apertura vaginal dejándose sólo un pequeño orificio (infibulación). En este caso y para que la vagina no se cierre del todo, se introduce un cuerpo extraño, como una cerilla o una pajita de cereal. A través de ese pequeño orificio gotita a gotita el flujo menstrual y la orina.

Punción, perforación o incisión del clítoris y/o de los labios. Cauterización del clítoris y/o de los labios. Raspado del tejido que envuelve el orificio vaginal o corte de la vagina. Introducción de sustancias o de hierbas corrosivas en la vagina para causar sangrado o con la finalidad de estrechar el canal vaginal y cualquier otro procedimiento por el que se lesionen o mutilen los órganos genitales femeninos.

¿Qué consecuencias tiene para la mujer?

– Durante y después de la mutilación. Fuertes hemorragias, trauma severo, lesiones agudas en el uréter, vejiga, esfínter anal, vagina, glándulas de Bartholin, tétano y otras infecciones. Graves dolores, infección de la herida y de las vías urinarias, retención de orina, septicemia, fiebre, y en muchos casos, muerte como consecuencia de shock. Fracturas óseas en el fémur y clavícula causados por la sujeción durante la intervención. Retraso de la cicatrización por las infecciones, anemia y desnutrición. En las infibulaciones muere hasta el 30% de las niñas.

– Después de la curación de las heridas y durante la vida adulta. Infecciones de vejiga y de los genitales internos, dolores durante y después de las relaciones sexuales, abscesos bulbo vaginales y formación de quistes o tumores. Constricción de la salida vaginal, acumulación de sangre menstrual y/o pus en la vagina. Infertilidad, formación de fístulas, infecciones crónicas de las vías urinarias.

Incontinencia de orina y retención de orina residual, hipersensibilidad en la región genital, fisuras y fístulas anales, incontinencia fecal y urinaria.

– Durante los partos. Riesgo elevado de contagio de enfermedades de transmisión sexual e infecciones por VIH contraídas, desgarros de tejido, aumento de la frecuencia de la hemorragias, heridas abiertas.

Partos más prolongados, sobrecarga extrema del suelo de la pelvis, sobrecarga del feto.

– Problemas psicológicos. Traumas, sensación de ser incompleto (tullida), miedo, depresiones, irritabilidad crónica, frigidez, conflictos de pareja, trastornos crónicos de la vida de pareja, incluso psicosis

¿Por qué se practica?

En sus orígenes estaba constituida como un rito de iniciación de las jóvenes a la vida adulta e iba unida a un gran festejo (al igual que la circuncisión masculina). En la actualidad es la condición, muchas veces inapelable, para un casamiento puesto que quienes no han sido sometidas a la ablación son consideradas impuras, incluso se les tilda de prostitutas y son rechazadas por la sociedad. En algunos países incluso existe la creencia de que las mujeres que no la tienen hecha no pueden concebir, o que el contacto con el clítoris materno puede resultar mortal para el recién nacido.

¿Quién la realiza?

Una comadrona o anciana con importante posición social y en la mayoría de los casos sin ningún tipo de formación sanitaria ni médica. Trabaja con instrumentos deficientes como hojas de afeitar o trozos de vidrio. En Europa es realizada por las comadronas o médicos de los países de origen de las víctimas.

La situación legal en Europa.

A diferencia de lo que ocurría años atrás en Europa ya no se discute si esta práctica debe ser considerada como delito o no. Seis países europeos ya han promulgado leyes específicas contra la MGF, en los restantes se aplica la legislación contra las lesiones que afectan la integridad corporal o la salud física o mental.

En el caso de España en junio de 2004 el Congreso de los Diputados aprobó una proposición de ley para castigar la mutilación genital femenina incluso en el caso de que la víctima, residente en España, se le practique durante un viaje a su país de origen. En la actualidad está tipificada como un delito de lesiones, con pena de hasta 12 años, y se modifica la ley Orgánica del poder Judicial añadiendo un nuevo apartado a los delitos cometidos por españoles o extranjeros en el extranjero sobre los que la justicia española se declara competente.

Dónde pedir ayuda:

Asociación Mujeres Anti Mutilación de España.

Unió 65, 3º-2

08330. Premiá de Mar, Barcelona.

696733522

mamasamateh@terra.es

Euronet España

Plaza Puerto Rubio, 28

2853. Madrid

91.5130005

funcoe@funcoe.es

Fundación Waris Dirie.

www.waris-dirie-foundation.com

waris@utanet.at

Tu aportación es importante

Si quieres realizar algún ingreso para colaborar con la lucha contra esta brutal práctica puedes hacerlo en “Waris Dirie Foundation”

Banco Sabadell Atlántico Nº de cuenta: 00810262510001222030

IBAN: ES0081 0262 51 0001222030 SWIFT: BSABESBB

Entrevista y texto de Nuria Coronado Sopeña