“Impactante y exitosa”, según APAnews, es así como el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa describió la reciente ofensiva diplomática de un grupo de líderes africanos en favor del fin de las hostilidades entre Rusia y Ucrania. ¿Exitosa? Tras encontrarse con ellos el pasado viernes 16 de junio, Zelensky declaró a los periodistas: “Dije claramente varias veces en nuestra reunión que permitir cualquier negociación con Rusia ahora que el ocupante está en nuestra tierra es congelar la guerra, congelar el dolor y el sufrimiento«. Y también afirmó que las conversaciones de paz con Rusia serían posibles solo después de que Moscú retire sus fuerzas del territorio ucraniano ocupado. Por otra parte, y según un resumen ofrecido por la agencia TASS, estos fueron algunos de los puntos en los que insistió Putin, tras escuchar el sábado 17 a la delegación africana, y valorar positivamente la “actitud equilibrada” de los países africanos ante la situación en Ucrania: “Es Ucrania, la que se ha retirado de las conversaciones con Rusia”; “En virtud de la carta de la ONU, Rusia tiene el derecho a reconocer la independencia de las repúblicas de Luhansk y Donetsk”; “Las autoridades rusas han reubicado legalmente a niños y niñas de la zona de conflicto, salvando sus vidas y su salud”; “El que, bajo el acuerdo de granos, los alimentos no vayan a los países africanos necesitados, se debe a que, una vez más, las autoridades neocoloniales, europeas y, en esencia, estadounidenses, han engañado a la comunidad internacional y a los países africanos”. Tal vez fue éste último el punto que más preocupaba a los africanos. Tras declarar que estaba listo para entregarles grano gratis, Vladimir Putin, reiteró el 13 de junio su amenaza de retirarse del acuerdo sobre el grano ucraniano concluido en julio de 2022, argumentando que no se están respetando las cláusulas sobre la exportación de fertilizantes producidos por Rusia. Desde un punto de vista africano, no cabe duda de que si Vladimir Putin quiere que la cumbre Rusia-África en San Petersburgo, programada del 26 al 29 de julio, sea un éxito, tendrá que mover ficha para que grano y fertilizantes lleguen al continente africano. En resumen, los africanos viajaron a Kief y Moscú para fomentar el diálogo entre los beligerantes, y lo único que escucharon fue dos monólogos paralelos.
Con todo, la iniciativa de los dirigentes africanos ha merecido la pena. “Los países africanos están hartos de ser marginados en las instituciones globales”, titulaba un artículo publicado por The Economist este 19 de junio. Tanto hablar de Ucrania y del cambio climático, los dirigentes africanos tienen la impresión de que, a nivel mundial, las prioridades están cambiando, y que apenas se le escucha al continente en las instituciones globales (el Banco Mundial, el FMI o la ONU), ni cuando se trata de resolver problemas internacionales urgentes como la guerra en Ucrania y sus consecuencias. Dado su peso demográfico y su riqueza en materias primas, el resto del mundo, le guste o no, va tener que contar con África, con su potencial, sus problemas y sus iniciativas. La más reciente, la de Ucrania, ha reflejado el deseo de que el continente intervenga a nivel mundial de manera positiva, y no sólo como receptor de ayuda. Prueba de madurez política, la delegación que ha visitado Kiev y Moscú ha sido suficientemente representativa, compuesta por los presidentes de Sudáfrica, Senegal, Zambia y Comoras (Azali Assoumani, presidente de Comoras, preside actualmente la Unión Africana); por el Primer Ministro de Egipto; y por altos cargos de Uganda y la RD Congo. Y ha reflejado como se debe los diferentes puntos de vista respecto a la guerra en Ucrania. Así por ejemplo, el zambiano Hakainde Hichilema es de los que se inclinan en favor de Kiev, mientras que Cyril Ramaphosa tiende a favorecer las posiciones rusas.
El de la paz en Ucrania no es el único terreno en el que los dirigentes africanos quieren hacerse visibles. Esta semana, los días 22 y 23 de junio de 2023, Francia acogerá en París, la “Cumbre para un Nuevo Pacto de Financiación Global”, cuyo objetivo declarado es discutir temas apremiantes, incluida la reforma del Banco Mundial, el financiamiento climático y la crisis de la deuda. A la Cumbre asistirán Li Qiang, primera ministra china, Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, y 16 presidentes africanos. Cyril Ramaphosa será uno de ellos. Según una nota de la presidencia sudafricana, “El evento será una oportunidad para abordar temas claves que también son de interés para Sudáfrica, como la reforma de las instituciones financieras multilaterales de desarrollo, la crisis de la deuda, el financiamiento innovador, los impuestos internacionales y los derechos especiales de giro” (DEG). Los contactos en París le servirán también a Ramaphosa para preparar la 15ª Cumbre de Jefes de Estado de los cinco países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), grupo económico surgido en 2006, al que Sudáfrica fue invitada en 2010. El objetivo principal del grupo es reformar la gobernanza económica mundial para que responda mejor a las preocupaciones e intereses del Sur Global. Una docena de países han mostrado su intención de unirse al grupo. La 15ª Cumbre tendrá lugar en agosto, en Johannesburgo, y obligará a Ramaphosa a usar todas sus cualidades de malabarista político.
Siendo Nelson Mandela presidente, Sudáfrica fue signataria del Estatuto de Roma que en 1998 creó la Corte Penal Internacional. Sudáfrica fue el primer país africano en incorporar el Estatuto de Roma a sus leyes nacionales. A pesar de que con 34 países África es la agrupación regional más grande dentro de los 124 miembros de la CPI, la imagen del CPI en África se ha ido deteriorando y algunos países tienen en mente abandonarla. Se la acusa de dañar la imagen de Africa. En 2019, diez de los once casos ante la CPI concernían estados africanos. La semana pasada, la CPI decidió investigar de nuevo crímenes de guerra en la RD Congo. Ahora bien, en marzo de este año la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto internacional contra Vladimir Putin por presuntos crímenes de guerra relacionados con la deportación ilegal de niños de Ucrania a Rusia. Vladimir Putin tiene la intención de participar en Sudáfrica en la reunión de jefes de estado de los BRICS. ¿Se arriesga a que Sudáfrica lo detenga? Legalmente, Ramaphosa estará obligado a hacerlo. ¿Debería? ¿Se atreverá? Por si acaso, el pasado 29 de mayo, el ministro de Asuntos Exteriores sudafricano otorgó inmunidad diplomática a todos los funcionarios extranjeros que iban a asistir tanto a la cumbre de los BRICS en agosto como a la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de los BRICS que iban a prepararla en la primera semana de junio.
Ramón Echeverría
[CIDAF-UCM]