Violencia en las universidades de Sudáfrica

4/03/2016 | Noticias

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Violencia y destrucción es la imagen que empaña las protestas estudiantiles en varias universidades de Sudáfrica, de vuelta al centro de la atención noticiosa nacional.

Desde la campaña #FeesMustFall que comenzó en octubre pasado, el Departamento de Educación Superior inyectó importantes fondos en el sector universitario para responder a la decisión del Gobierno sobre el incremento cero de las tasas, como demandaban los estudiantes.

Además atendió otras preocupaciones del alumnado, encaminadas a dar soluciones a los retos que enfrenta la enseñanza.

Sin embargo, las tensiones en los centros volvieron al resurgir las protestas, ahora con el marcado matiz racial.

El 16 de febrero, la Universidad Tecnológica de Durban (DUT), en la provincia sudafricana de KwaZulu Natal, anunció la suspensión del programa académico por protestas estudiantiles generalizadas.

Los alumnos se congregaron después del suicidio de un alumno al negársele, presuntamente, su acceso al Esquema Nacional de Ayuda Financiera.

Lindelani Myeza, quien cursaba el primer año en la Facultad de Ciencias de la Administración, se lanzó del sexto piso de la residencia donde vivía, reportó entonces el periódico Sowetan.

También la Universidad de North West, en la provincia homónima, cerró las aulas debido a disturbios y enfrentamientos entre educandos y policías.

En los incidentes -identificados en el campus Mahikeng- se involucraron integrantes del comando estudiantil del opositor partido Combatientes por la Libertad Económica (EFF, por sus siglas en inglés).

En la noche de ese propio 16 de febrero, la Universidad de Ciudad del Cabo (UCT), en Western Cape, fue escenario de violentos disturbios, en los cuales se registraron incendios de vehículos, vidrios rotos y otros daños, con el ingrediente de que destruyeron cinco obras de Richard Baholo, el primer graduado negro que recibió en 1994 el título de master en bellas artes en ese alto centro docente.

«Algo particularmente trágico», fue uno de los mensajes que circularon en redes sociales cuando se conocieron los hechos.

Los participantes en las acciones de desobediencia en la UCT exigían mejoras en la cantidad de becas de la residencia estudiantil y alegaron supuestas discriminaciones contra los negros.

Al mismo tiempo, en la de Pretoria, estallaron las protestas alentadas por seguidores del EFF. Estas por eliminar el uso del afrikáans (el idioma de la minoría blanca) dentro del ciclo de instrucción.

En la Universidad de Free State hubo otro tanto. Un partido de rugby fue suspendido ante los enfrentamientos en medio del campo. El factor racial estaba por medio.

Tras los sucesos, el presidente Jacob Zuma expresó su enérgica condena e hizo un llamado a la máxima moderación. «La quema de edificios universitarios en un momento en que estamos dando prioridad a la educación de nuestra juventud -dijo- es inexplicable. No puede tolerarse».

Zuma, quien apoyó el derecho de los jóvenes a conducir sus inquietudes, solo pidió que se hiciera «de una manera pacífica», en correspondencia con lo que establece la Constitución.

Durante una entrevista con Prensa Latina, el viceministro de la Presidencia, Buti Manamela, recordó que si a una cuestión le presta especial atención el Gobierno en estos momentos es, justamente, a la educación superior e indicó que el presupuesto 2016/17 dedica importantes fondos a este sector.

Para el gobernante partido del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) ha sido indignante lo que calificó de signos de deterioro de las relaciones raciales en los eventos violentos de las universidades.

Entretanto, el Partido Comunista de Sudáfrica (SACP), uno de los ejes de la triple alianza de gobierno, advirtió -y es este un elemento interesante que tampoco debe descartarse- que una minoría de elementos marginales está «detrás de la violencia y el vandalismo en los campus».

La Conferencia del ANC de Polokwane (Limpopo), en 2007, refrendó en su resolución que como objetivo inmediato el gobierno debería introducir de forma progresiva la educación gratuita.

Esa, a fin cuentas, es la cuestión de fondo en un país que trata de dejar atrás los dolores y desigualdades de tantos años de apartheid, a juicio de no pocos analistas.

Las últimas protestas universitarias se inscriben en ese gran contexto.

Prensa Latina

(Fundación Sur)

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