“¡Tengan en cuenta que, cuando votan, le confían todos sus derechos a una persona! ¡Elijan con conciencia este miércoles!” Los destinatarios de este mensaje no son los posibles electores bajo el escenario de un mitin, sino feligreses en una iglesia católica en el centro de Maputo. Las elecciones generales de mañana son un tema imposible de ignorar para cualquier persona en Mozambique, y el silencio electoral adoptado entre el domingo y el lunes marca el momento de la elección.
El protagonista de las últimas horas de campaña fue Afonso Dhlakama, líder de los exrebeldes de la Resistencia Nacional de Mozambique (RENAMO). Desde el palco de Nampula, en el norte, dejó a la multitud dos números de celular a los que prometió responder “día y noche”. Poco después, ya estaban ocupados. “Una movida que vale de muchos votos”, arriesgaron algunos. Los otros dos candidatos se concentraron en temas conocidos: la experiencia del partido gobernante, con el favorito Filipe Nyussi, del Frente de Libertaçao de Moçambique (FRELIMO), y los resultados como alcalde de Beira (segunda ciudad del país) con Daviz Simango, del Movimento Democratico de Moçambique (MDM).
“Este es el ojo del huracán”, bromean algunos en relación con el clima de “suspenso” que reina en el país. Sin embargo, en estos días Maputo no está quita. Se mueven las obras, como la de la Avenida Julius Nyerere, donde un cartel frente a la estructura de un rascacielos promete “los apartamentos más lujosos de la ciudad”. Y se mueven las mujeres y los niños, que un poco más adelante venden castañas de cajú, cigarrillos y tarjetas telefónicas. O los jóvenes que detienen a los turistas para ofrecerles cigarrillos y pequeñas artesanías.
Cualquiera de los tres que viva en la residencia presidencial de Ponta Vermelha -Nyussi, Dhlakama y Simango – deberá poder representar estas caras contradictorias del país. “Los mozambiqueños necesitan un administrador, alguien que sepa manejar los recursos sin tener que pedir aportes del exterior”, es otro de los argumentos que se oye.
Las riquezas de Mozambique – carbón, petróleo y gas, en particular – también captaron toda la atención de las grandes empresas de energía, que hora miran preocupadas a las tensiones en el norte, señalaron varios observadores. En Nampula, antes del mitin de Dhlakama, la policía había disparado gases lacrimógenos contra la multitud. Muchos dicen que, gane quien gane, no podrán ignorar esta tensión. ¿El ganador sabrá ser tanto un pacificador como un administrador? Maputo espera la respuesta sin detenerse.
Fuente MISNA Fundación Sur