Hice un viaje a Camerún a fines del año pasado para visitar comunidades que practican la Agricultura Ecológica. Mi motivación fue escuchar: ¿por qué es importante, cómo iniciar una granja ecológica y qué apoyo se necesita para que esto tenga éxito?
Mi primera parada fue Duala, la capital económica de Camerún en la provincia del Litoral. Aquí, tuve la oportunidad de visitar la fábrica de un agrónomo camerunés, Jean-Pièrre Emele, que tiene una fábrica que produce frutas secas y jugos de frutas cultivadas en granjas de agricultura ecológica.
Cerca de 15 personas trabajan en la fábrica de Jean-Pièrre. Fue una experiencia increíble atravesar los diferentes puntos de producción, desde donde se almacenan las frutas al llegar, hasta donde se pelan y trocean, a través de las salas de secado y enfriamiento, y hasta las estaciones de exprimido y empaque. Y sí, tuve la oportunidad de probar la fruta fresca, los frutos secos y los zumos .Ciertamente saben mucho mejor de los que normalmente obtengo en el supermercado!
Jean-Pièrre me acompañó a nuestra siguiente parada: Baganté, en la región oeste de Camerún. En el camino entre Duala y Baganté, pasamos por monocultivos de caucho y bananas. En la plantación de bananas, un helicóptero estaba trabajando, rociando la enorme plantación de bananos con pesticidas. Fue escalofriante ver estos productos químicos utilizados a tal escala. La pregunta que, por supuesto, me viene a la mente es: ¿dónde terminará finalmente el viaje de estos productos químicos?
En Baganteé, viajamos a la aldea de Kollobidjcha, donde fuimos recibidos por el jefe, el gobernante administrativo de la aldea. El jefe explicó su interés en la agricultura ecológica: Jean-Pièrre y su colega se habían reunido con el jefe hace algunos meses para explicar la importancia de la agricultura ecológica para las personas y el medio ambiente, en comparación con la agricultura a pequeña escala y la agricultura industrial que se basa en fertilizantes químicos y pesticidas.
Después de la reunión, el jefe reservó 1000 hectáreas de tierra para instalar una granja ecológica comunitaria. Una pequeña victoria para la gente, para la vida silvestre y las plantas, y para el planeta.
La agricultura industrial destruye grandes áreas forestales, la pérdida de biodiversidad y agrava la crisis climática, representando el 25% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Se agrava por la demanda de tierra para petróleo, caucho y otras plantaciones.
Los productos de la agricultura industrial están destinados principalmente para el consumo extranjero: las comunidades que conocí durante mi viaje obtienen muy poco o nada de esas plantaciones. Las ganancias obtenidas del comercio de estos productos no se invierten en mejores escuelas, hospitales o carreteras. En cambio, terminan en cuentas offshore de corporaciones extranjeras. Además, toda la legalidad del proceso de adquisición de tierras por parte de multinacionales y élites es altamente cuestionable.
Luego está la pérdida de biodiversidad: la diversidad esencial de las especies de plantas y animales, vinculada a la destrucción de los bosques y la tierra que se extrae de las comunidades sin su consentimiento.
A nivel mundial, la preocupación por la salud, los derechos humanos y las consecuencias ambientales de la agricultura industrial está creciendo. Las historias sobre la salud y los impactos ambientales de los fertilizantes químicos y pesticidas como la contaminación del suelo, el agua y los alimentos se presentan cada vez más en los medios de comunicación. Escuché las mismas historias directamente de comunidades afectadas por las prácticas de la agricultura industrial. Existe una creciente comprensión de que el sistema alimentario a través del enfoque de la agricultura industrial necesita un replanteamiento.
Aquí es donde entra en juego la agricultura ecológica. Se considera una solución para garantizar alimentos saludables y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente. La agricultura ecológica, también conocida como «agroecología», no es una práctica nueva. Combina el conocimiento de los agricultores locales con la investigación científica más reciente para aumentar los rendimientos y al mismo tiempo proteger el medio ambiente.
La agroecología es un sistema agrícola donde los agricultores aprovechan sus conocimientos tradicionales sobre el control del agua, el suelo y las plagas y lo utilizan para mejorar sus tierras agrícolas y sus productos. La agricultura ecológica permite a los agricultores desarrollar sus propios insumos agrícolas, como el estiércol orgánico y las semillas autóctonas que son resistentes a las condiciones climáticas cambiantes. No es necesario cortar los bosques para practicar la agricultura ecológica.
Durante mi viaje, también me reuní con un grupo de mujeres en el pueblo de Boriko, quienes juntas adquirieron tierras del jefe de la aldea y comenzaron una granja ecológica donde cultivan cúrcuma. Estas mujeres señalaron que la práctica de la agricultura ecológica también les ha brindado la oportunidad de contribuir directamente a su propio crecimiento económico a nivel local y nacional porque sus productos también satisfacen la demanda urbana.
Para las victorias locales de los agricultores en Duala, Kollobidjcha y Boriko para ampliar y ayudar a alimentar a nuestra creciente población, aún queda mucho por hacer.
Personas como Jean-Pièrre y organizaciones de la sociedad civil, incluida Greenpeace, continuarán capacitando a los agricultores y sensibilizando a los agricultores ecológicos.
Paralelamente, se hace un trabajo de promoción para que los políticos y los donantes cambien su apoyo a pesticidas químicos y fertilizantes a soluciones orgánicas. Los gobiernos deben participar activamente en el apoyo a todos los actores involucrados en la agricultura ecológica. Los gobiernos deben aprovechar la oportunidad para mejorar la agricultura ecológica, por lo que se reconoce y se practica a escala nacional. ¡El cambio real no sucederá sin la acción determinada del gobierno!
Fuente: Green Peace Africa
[Fundación Sur]
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