Al menos 600 personas han huido de sus casas en las afueras de Ziguinchor, la principal ciudad de la región senegalesa de Casamance, después de los enfrentamientos entre el ejército senegalés y los rebeldes separatistas.
El 4 de septiembre, se pudo ver cómo varias familias salían a toda prisa del barrio de Diabir, que está justo a las afueras de Ziguinchor, llevando consigo colchones, televisores, ropas, maletas y otras pertenencias en sus cabezas, en bicicletas o en carros tirados por burros. La gente también ha huido de sus casas en el cercano barrio de Baraf.
Muchas familias que se dirigían hacia zonas de Ziguinchor, declararon que iban a unirse a los familiares que vivían en la ciudad. Pero a última hora de la tarde, al menos había 150 personas sentadas en sus maletas o en el suelo, al borde la ciudad.
“No tenemos dónde ir”, explicó un hombre, que estaba con su mujer y cuatro hijos.
“Los rebeldes entraron en Diabir”, contó, “al principio todos nos escondimos debajo de las camas sin movernos. Pero al final decidimos marcharnos, porque temíamos que algo peor pudiera ocurrir”.
En la mañana del 4 de septiembre, se oyó fuego de artillería pesada en el centro de Ziguinchor. Los disparos de mortero siguieron a un ataque de los rebeldes separatistas del Movimiento para las Fuerzas Democráticas de Casamance, a una base del ejército.
En la noche del 4 de septiembre, las organizaciones humanitarias y autoridades locales estaban evaluando la situación y determinando las necesidades inmediatas de la gente.
“Todavía no está claro cuánta gente ha huido de sus casas”, declaró Christina de Bruin, directora de UNICEF en Ziguinchor, “una estimación rápida es de alrededor de 600 personas, 85 hogares, los que han sido abandonados en las áreas de Diabir y Baraf”. “La primera preocupación de UNICEF es saber si la gente está a salvo y si algún niño ha resultado separado de su familia”, añadió.
UNICEF y otras agencias están preparando reservas de emergencia por si fuera necesario, con artículos como mosquiteras, filtros de agua, lonas impermeables y garrafas.
La representante de UNICEF declaró que la situación parece haber alcanzado un nuevo nivel de gravedad. “Durante mucho tiempo la situación en Casamance se ha descrito como de “ni guerra ni paz”, pero las cosas se han degradado significativamente en el último mes y estos últimos acontecimientos, tristemente, tienen un impacto directo sobre la población”.
El gobernador de Ziguinchor, convocó el 4 de septiembre una reunión de emergencia con las agencias de la ONU y las organizaciones asociadas.
La ONU ha suspendido temporalmente el movimiento de su personal fuera de Ziguinchor.
Este incidente es la tercera vez, desde el 21 de agosto, que los rebeldes se han enfrentado con el ejército.
Casamance sufre uno de los conflictos más duraderos de África, surgido cuando los separatistas del MFDC lanzaron una rebelión, en 1982. La región, en la que la agricultura es la principal fuente de ingresos locales, se ve afectada por brotes esporádicos de violencia, mientras que se alcanza un acuerdo definitivo, cinco años después de que el gobierno y los rebeldes firmasen un acuerdo de paz.
Grandes partes de la exuberante región no son cultivables por las minas anti-persona y los recientes enfrentamientos hacen que mucha gente tenga miedo de volver a sus campos cultivados, arriesgándose a perder la cosecha que acaban de sembrar.
(IRIN, 05-09-09)
