Una organización internacional denuncia el asesinato de 31 civiles por parte de las fuerzas del orden de Burkina Faso

La organización de derechos humanos Human Rights Watch ha acusado a las fuerzas de seguridad de Burkina Faso de ejecutar el pasado 9 de abril a 31 residentes de la ciudad norteña de Djibo «durante una brutal parodia de una acción antiterrorista».

Corinne Dufka, directora en África Occidental de Human Rights Watch, declaró en un comunicado de prensa de la organización enviado a la AFP que «las fuerzas de seguridad de Burkina Faso aparentemente ejecutaron a 31 hombres en una brutal parodia de contraterrorismo que podría constituir un crimen de guerra».
La ONG ha solicitado a las autoridades de Burkina Faso que «abran de inmediato una investigación imparcial sobre estos asesinatos y responsabilicen a los responsables de sus acciones, sea cual sea su rango».

La denuncia ha sido recibida por el ministro de Defensa Nacional, quien el 10 de abril envió una carta al director de Justicia Militar en la que le ordenaba que sus servicios abrieran una investigación judicial para «establecer la verdad de los hechos».

HRW y las organizaciones de la sociedad civil de Burkina Faso ya habían denunciado con anterioridad la violencia perpetrada por las fuerzas de seguridad contra la población, que, según estas ONG, ha causado cientos de muertes bajo el pretexto de luchar contra los grupos yihadistas.

Burkina Faso ha enfrentado desde 2015, al igual que sus vecinos Malí y Níger, el aumento de la violencia asesina perpetrada por grupos yihadistas, a veces intercalados con conflictos intercomunitarios, que han dejado más de 800 muertos y casi 860.000 desplazados.

Según la investigación llevada a cabo por HRW en Djibo, una ciudad ubicada a 200 km. al norte de la capital, Uagadugú, las fuerzas de seguridad atacaron exclusivamente a hombres de la comunidad fulani, un grupo étnico saheliano seminómada del cual, según los expertos, los grupos islamistas reclutan particularmente a sus combatientes. Residentes del lugar declararon que decenas de miembros de las fuerzas de seguridad estuvieron involucrados en la operación del 9 de abril, que comenzó alrededor de las 10 de la mañana con los arrestos y terminó alrededor de las 13:30 cuando se escucharon disparos. Las víctimas fueron arrestadas en varios vecindarios, mientras estaban con su ganado, caminando o sentados frente a sus hogares, por soldados que aparentemente venían del campamento del Groupement des Forces antiterroristes de Djibo, una localidad en el corazón de una región muy frecuentemente atacada por ataques yihadistas.

«Una escena aterradora»

Los hombres arrestados «fueron transportados a bordo de un convoy de diez vehículos militares, incluidas furgonetas, vehículos blindados y motocicletas».
Los aldeanos dijeron que habían ido al lugar donde escucharon los disparos alrededor de las 16:00 h. y encontraron los cuerpos de 31 hombres que habían sido vistos por última vez bajo custodia. Varios de ellos tenían los ojos vendados y las manos atadas. Los residentes afirmaron que ninguno estaba armado. Habían sido asesinados a tiros, «algunos destrozados por las ráfagas hasta el punto de ser irreconocibles», según relató un testigo citado por HRW que dijo que había perdido a cinco miembros de su familia. «Fue una escena aterradora», «Solo pude reconocer a mi hermano por un fragmento de su ropa», declaró otro testigo.

Para su investigación, HRW informó que había «entrevistado a 17 personas que estaban al tanto de los asesinatos del 9 de abril, incluidos 12 testigos de los arrestos y del entierro de los cuerpos», quienes «establecieron una lista de las víctimas, todas ellas peuls».

En su comunicado de prensa, el Ministerio de Defensa aseguró que «las fuerzas armadas, que tienen dentro de ellas hijos de todas las comunidades que componen el pueblo burkinés, no pueden optar por estigmatizar a una de ellas. Especialmente, el éxito de sus misiones depende de la confianza y colaboración de la gente local […] Si se prueban estas acusaciones, se tomarán sanciones contra los perpetradores».

Burkina Faso se ha visto incapaz hasta el momento para contener la espiral de violencia yihadista, a pesar de ciertos anuncios triunfales y de la ayuda de fuerzas extranjeras, especialmente de Francia, presentes en el Sahel con 5.100 hombres como parte de la operación antiyihadista Barkhane. Según ha informado la ONU, la violencia yihadista, mezclada con conflictos intercomunitarios, que afecta a todo el Sahel, se ha cobrado ya las vidas de un total de 4.000 personas en Malí, Níger y Burkina Faso durante 2019.

Fuente: Slate Afrique

[Fundación Sur]

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