Una muralla verde para frenar el desierto. por Antonio Molina

29/09/2014 | Bitácora africana

La primera vez que atravesé el desierto desde Orán (Argelia) hasta Burkina Faso (entonces Alto Volta) vía Níger fue en 1980.

Recuerdo que antes de penetrar en el desierto, atravesamos una región, que llamaban la cintura verde, con una longitud de varios centenares de kilómetros y una anchura de unos 15 kms.
El proyecto era que se extendiera desde Marruecos a Túnez por encima del Sahara. Ya habían plantado especies arbóreas, que según los ingenieros forestales, resistirían el clima extremo y seco.

Se trataba de impedir que las arenas continuaran avanzando hacia el norte. Invadiendo las tierras fértiles argelinas que bordean el Mediterráneo. Después de 35 años, no sé cómo se encuentra este proyecto, si se ha desarrollado la cintura verde o si el desierto ha sido más fuerte y el ‘freno’ ha fracasado.

EL NUEVO PROYECTO DE LA UNIÓN AFRICANA

Ahora se trata de establecer la cintura sur , que desde Dakar (Senegal) deberá llegar hasta Yibuti, en el Cuerno Oriental del continente, para frenar el Sahara en su invasión de los países del Sahel. Los trabajos comenzaron en Senegal, en 2005. Hasta ahora participan 11 estados. Están previstos espacios de floresta, con áreas dedicadas a la agricultura y al pastoreo, con atención especial a la captación de agua.

Están comprometidos bastantes voluntarios internacionales, que llevan adelante este mega-proyecto, que además de constituir un enorme valor medioambiental, posee un valor económico evidente y es un paso importante adelante en la protección del planeta. Las masas forestales están constituidas por especies que resisten las condiciones extremas del clima saheliano.

El profesor universitario Policastro, de nacionalidad polaca, está en Senegal desde 2005, con sus voluntarios, lleva ya plantados 800.000 árboles. Al principio, los voluntarios eran sólo un puñado, pero poco a poco se han ido incorporando jóvenes de todo el mundo, que se dejan tentar por esta actividad solidaria.

Esto nos muestra que aún quedan jóvenes sanos y generosos, que se comprometen en proyectos solidarios para el bien de toda la humanidad.

Es necesario tener presente a esta Juventud, para no caer en el pesimismo de pensar que todos los ni-nís se van a enrolar en el Califato islámico.

Autor

  • Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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