Una liga de fútbol muy particular en Goma (R D Congo), por José Carlos Rodríguez Soto

31/03/2010 | Bitácora africana

Que en África se aprovecha todo, espacios incluidos, hasta extremos inimaginables es algo que ya conocía, pero cuando el pasado domingo 21 de marzo me encontré con siete partidos de fútbol disputándose a la vez en el mismo estadio de Goma no salí de mi asombro. Bienvenidos a la liga infantil Don Bosco, que desde 1981 se organiza en esta ciudad, la principal del Este de la República Democrática del Congo.

El impulso de este peculiar torneo deportivo es el hermano salesiano Honorato Alonso. A sus 60 años, este misionero burgalés con dos décadas largas de trabajo a sus espaldas en el país sigue dedicándose a los jóvenes más desfavorecidos de este rincón del Congo que desde 1996 ha conocido una sucesión interminable de conflictos. Derrochando una mezcla de energía imparable y la serenidad de quien sabe capear muchos temporales, cada día sigue una rutina que empieza muy de madrugada corrigiendo exámenes antes de dedicarse a la oración. Desde las siete de la mañana imparte clases de electricidad en el Instituto Técnico Industrial de Goma (ITIG) y por las tardes coordina las actividades deportivas que se desarrollan en este centro salesiano. Allí acuden cientos de niños y jóvenes de las barriadas cercanas para practicar deportes. Durante varias horas, el amplio recinto se anima con decenas de partidos de fútbol, baloncesto y balonvolea que se celebran al mismo tiempo.

Pero durante la semana el momento estelar es la liga infantil, en la que participan 80 equipos: “Cada equipo tiene que jugar siete partidos para clasificarse”, explica el hermano Honorato. “Tenemos formaciones de cuarta a primera división, con chicos desde los nueve a los 14 años, y de este modo tienen una manera constructiva de pasar el tiempo y aprender valores que van ligados al deporte, de lo contrario la vida aquí les ofrece muy pocas alternativas”.

Mientras explica los pormenores de esta liga, Honorato no pierde de vista su cronómetro y cuando llegan las cuatro de la tarde pita el final del primer tiempo. Después de diez minutos de descanso empieza la segunda parte. De nuevo el inmenso campo de fútbol es un hervidero de ruidosos chiquillos que corren detrás de balones mientras sus compañeros les animan con entusiasmo. A varios metros detrás de una de las porterías se encuentra el contingente indio de las fuerzas de paz de Naciones Unidas (conocidas como MONUC, con 17.000 efectivos, la mayor que existe en estos momentos en todo el mundo). Al otro extremo del campo, tras cruzar una carretera, se alzan las fortificaciones con alambradas del cuartel de los soldados uruguayos. Miro a ambos cuarteles y pienso que en mi vida he visto un partido de fútbol protegidos con tanta seguridad. Lo más irónico de todo esto es que todos estos niños siguen viviendo en riesgo constante de ser sometidos a toda clase de abusos, empezando por el hecho de que muchos de ellos ni siquiera tienen medios para ir a la escuela y se ganan la vida como pueden empujando carretillas, picando piedras o vendiendo cuatro chucherías en cualquier esquina de la ruidosa y caótica ciudad.

Dan las cinco de la tarde y el hermano Honorato pita el final del partido. Unos han ganado y otros han perdido, pero los casi doscientos jugadores saltan y gritan mientras se empieza a poner el sol. Cada equipo corea su nombre: King Sport, Toronto, Nyaragongo, Lion King, Real Madrid, Masembe, Darfur, Monaco, Barcelona y algunos más. Los jugadores, sudorosos y polvorientos, cuando lleguen a sus casas esta noche contarán a sus padres y vecinos las incidencias del partido y soñarán alegres con ser grandes estrellas de fútbol, aunque a ninguno de ellos se le pasará por la cabeza pensar en contratos millonarios. Se contentarían con poder ir a la escuela y vivir en paz.

Autor

  • Rodríguez Soto, José Carlos

    (Madrid, 1960). Ex-Sacerdote Misionero Comboniano. Es licenciado en Teología (Kampala, Uganda) y en Periodismo (Universidad Complutense).

    Ha trabajado en Uganda de 1984 a 1987 y desde 1991, todos estos 17 años, los ha pasado en Acholiland (norte de Uganda), siempre en tiempo de guerra. Ha participado activamente en conversaciones de mediación con las guerrillas del norte de Uganda y en comisiones de Justicia y Paz. Actualmente trabaja para caritas

    Entre sus cargos periodísticos columnista de la publicación semanal Ugandan Observer , director de la revista Leadership, trabajó en la ONGD Red Deporte y Cooperación

    Actualmente escribe en el blog "En clave de África" y trabaja para Nciones Unidas en la República Centroafricana

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