Uno creía ya que había visto de todo, pero mira por donde que no, siempre hay un poquito de espacio para la sorpresa.
Lo de hoy es realmente para mear y no echar gota, juzguen ustedes por sí mismos el “look cooperante” :
Solidaridad y moda ¡qué maravillosa conjunción! Aquí nuestra solícita y arrojada modelo no se corta un pelo a la hora de prestar su profesional ayuda a cualquier refugiado y lo hace literalmente con… estampados originales, llenos de color, en una colección que apuesta por los vestidos y los tejidos cómodos. Vestida de esa guisa, incluso con botas de tacón y vestidos de florecitas, tan filantrópica tipa recibe a un inmigrante que acaba de saltar de una patera, o consuela a niños afectados por un desastre natural y ni siquiera se despeina en el intento. En el mundo de la cooperación puede haber pijitos que vayan al terreno con ropa de marca, pero esto es ya rizar el rizo del descaro.
Esta sesión de fotos parece como la versión pret-a-porter de aquella bestial broma del Cavaliere Berlusconi cuando dijo a los habitantes de L’Aquila que se habían quedado sin casa.. “imagináos que habéis ido de camping.” Lo mismo de cruel me parecen estas imágenes que utilizan la miseria de otros para promocionar vestidos. Puestos a inventarse despropósitos, propondría que crearan una nubecita que como si fuera la viñeta de un cómic le hiciera decir: “señor inmigrante, beneficiario o refugiado vulnerable… está usted jodido pero no se preocupe que con mi esbelta figura, mi maquillaje perfecto, mi saber estar y mis estampados llenos de color le voy a a alegrar la vida y ni se va a acordar de lo que ha pasado.”
Lo que me extraña es que una organización seria como Cruz Roja se haya prestado a todo este montaje donde, según mi pobre opinión, se banaliza no solo una profesión tan respetable como puede ser la de cooperante, voluntario o miembro de alguna organización humanitaria o desarrollo sino también la situación vital de miles y millones de personas en todo el mundo afectadas por diferentes desastres naturales y humanos. Otro punto sería la imagen que da de la mujer que trabaja en estos ambientes, pero no entraré ahí hoy. En su totalidad, este fotomontaje me parece una triste y sarcástica pirueta que huele al marketing mas casposo y que se lleva a cabo para promover moda sirviéndose de los pobres y los indigentes y me entristece que haya habido unos profesionales (periodísticos y también del mundo de la cooperación) que se hayan involucrado en este montaje.
Espero que por lo menos los honorarios de tan sufrida modelo y del equipo de fotografía hayan ido a parar a las obras de la Cruz Roja. Sería un decoroso desagravio ante tal frivolidad.
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