Una deriva mortal, Por Hamid Bellahcene

14/06/2013 | Bitácora africana

La Primavera árabe en sus peores derivas, la decisión de los ulemas reunidos en El Cairo de declarar la «guerra santa» (por cierto las guerras nunca son santas) al régimen de Asad no hará más que empeorar las cosas y «sectarizar» una zona que ya de por sí esta dividida y sectarizada, la polarización en la región no tiene precedentes y la decisión de los ulemas, después de la intervención de hizbulá oficialmente en los combates el día 25 de Mayo, no es más que un paso más en este sentido.

Se cumple, por lo tanto, el escenario más temido para la revolución Siria. Lo que había empezado como un levantamiento por la liberta se está convirtiendo en toda una guerra regional entre las dos ramas más importantes del Islam.

la firme apuesta de Irán por el presidente sirio no puede explicarse más que por el intento de los ayatolás de alejar el conflicto de su país y hacer entretener a la comunidad internacional en el frente sirio, de ésta manera logra desplazar del debate a su programa nuclear. Esto no es todo, las ambiciones de Irán en la zona datan de décadas atrás por no decir siglos.

una de las maniobras más rentables para el régimen iraní fue la creación de la milicia armada en el Líbano Hizbulah. La decisión de los ulemas en El Cairo no se puede ni se debe entender sin lo ocurrido en Qusair y la intervención de dicha milicia en los combates.
la declaración de los ulemas sunies

polarización sectaria.

En el Líbano el único que tiene armas es la milicia hizbullah, una milicia chii que debe su lealtad y su financiación al régimen de Teherán algo que otros grupos no van a seguir tolerando más tiempo.
las minorías chiítas que deben esa misma lealtad a los ayatolás se reparten a lo largo y ancho de los paises del golfo, donde Bahréin, Yemen y arabia saudí cuentan con un número considerable, algunas son células durmientes a la espera de las órdenes de Khamenaí.
Otro caso a tener en cuenta es el de Iraq con unos enfrentamientos que duran desde hace una década y en donde las milicias, facciones, grupúsculos de las dos grandes ramas del Islam se han hecho fuertes y más violentas.

Por otro lado, la deriva sectaria era de esperar, debido a la apuesta decidida por el régimen iraní de defender hasta las últimas consecuencias al régimen sirio.

Aunque falten declaraciones oficiales al respecto, la guerra que se está librando en siria tiene un indudable carácter regional donde se está librando la batalla entre potencias regionales, aspirantes a potencias y sus aliados.

El llamamiento a la guerra en siria por parte de los reunidos hoy en la capital egipcia vienen a sustituir esas formalidades, algo que ya hizó la milicia hizbuláh.

La consecuencias inciertas e incalculables sobre los países de la zona hacen que ningún país se atreve a declarar la guerra y los nuevos movimientos políticos (hizbuláh, los grupos armados no estatales) no estatales vienen a librar las guerras de este siglo, dando paso a un nuevo fenómeno con sus leyes, reglas de juego y dinámicas propias.

El mayor peligro que tiene la deriva sectaria de la revolución siria es que a pesar de que paren los enfrentamientos armados entre unos y otros, los problemas continuarán por mucho tiempo.

Sucede todo esto mientras irán elige candidato para suceder a Ahmadineyad, el desarrollo de los acontecimientos, aunque no influya en el electorado iraní, no dejará indiferente a la clase dominante en Irán, que es la que verdaderamente elige mañana y nos los electores.

Original en : Descubrir el Mediterráneo

Autor

  • Bellahcene, Hamid

    Analista Político especialista en Oriente Medio y el norte de África.

    Estudió ciencias políticas en la Universidad Complutense de Madrid

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