El pasado jueves el presidente de Uganda ordenó el cierre de la Universidad de Makerere, en Kampala, una de las universidades más antiguas y más prestigiosas de África, después de 23 años. La policía antidisturbios montó guardia para evitar la entrada a dicha institución.
Muchos estudiantes critican la maniobra del gobierno al encontrarse en la calle sin saber dónde ir y cuál será su futuro. Algunos de ellos son refugiados por lo que si no encuentran un lugar donde residir pronto, volverán al campo de refugiados.
El cierre se produce después de días de protestas estudiantiles que culminaron en violentos enfrentamientos con la policía. Algunos estudiantes afirman que las autoridades lanzaron gases lacrimógenos contra ellos sin ningún motivo aparente.
Las protestas de Uganda, a diferencia de otras, fueron en respuesta a la quincena de huelga del personal académico exigiendo mejores salarios y condiciones. Como resultado no se ha producido ninguna enseñanza, lo que ha enfurecido a los estudiantes deseosos de aprender. Los disturbios se han alargado y han causado una situación bastante caótica, dado que la mayoría de los estudiantes no tienen si quiera dinero suficiente para un billete de autobús a sus respectivas ciudades, por lo que se mantienen a la espera de una reapertura o de poder volver a sus casas.
ENCA
(Traducción y edición: Marta de la Mata)
[Fundación Sur]
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